miércoles, 10 de agosto de 2011

Beijing: la movida está en los parques

De alguna forma extraña a algunos españoles China nos recuerda a la España de los 70-80. Quizás sea el exceso de cemento, o lo de convivir con un gobierno "autoritario" del que todo el mundo pasa, o la inmigración rural recién llegada a las ciudades, o la sensación de que "el futuro ya está aquí". Algo hay que recuerda la época de la movida. En cualquier caso, no se trata de una movida juvenil. Al parecer los jóvenes están muy ocupados buscándose la vida, así que el ocio y la marcha queda en manos de los jubiletas. Aquí la movida empieza a partir de los 50, y su base de operaciones está en los parques. Igual no cambian el mundo, pero se lo pasan bastante bien y casi sin gastar un duro, que es lo importante. Estas son algunas de las actividades que se pueden realizar en los parques de Beijing, aptas para todas las edades:

Baila


Cuando hace bueno, toda China es un "envelat" gigante. La gente saca sus radiocasetes, se pone un pasodoble o un vals y se pone a bailar hasta que se hace de noche y un rato más. Aquí "Suspiros de España" se considera una canción tradicional china, y es de las que más triunfa.

Baila (Ibiza style)


El "agarrao" es el estilo de baile más habitual en los parques, pero no el único. Igual que ponen un vals pueden poner una recopilación de los pitufos makineros y aunque la mayoría no se inmuta y es capaz de seguir con el vals a ritmo de chunda-chunda alguno lo vive más. Aquí no hay fotos, pero las sesiones de baile tipo aerobic también son muy comunes, siempre con los mismos pasos (yo casi me los sé).

Desfila


¿Siempre has querido ser una supermodelo pero tus lorzas te lo han impedido? Vente a Beijing, aquí puedes realizar tu sueño a la vez que te mantienes en forma y te echas unas risas con las amigas. Eso sí, para que se note que eres modelo, ademas de los andares, necesitas unas gafas oscuras o un abanico estiloso. La música de pasarela viene incluída.

Saca a pasear a tu mascota



Las mascotas low-cost triunfan en China. Según me contaron, en Beijing está prohibido tener un perro de raza grande y cada familia puede tener como mucho uno pequeño (One-dog policy, aunque yo he visto unos cuantos perros gordos en Pekin, así que no se si hacen caso o no). Se supone que para combatir la rabia. De cualquier manera un grillo o un saltamontes ofrecen la misma compañía y consumen mucho menos. Eso si, hay que sacarlos de paseo y lucirlos en los parques también.

Búscale un novio a tu hija/hijo

Como decíamos al principio, los jóvenes chinos están muy ocupados y no tienen tiempo ni de ligar. Aquí lo de estar soltero y/o sin hijos se considera una tragedia familiar, así que los jubilados que tienen tiempo ponen de su parte para solventar la situación, se reunen en los parques con un catálogo de "hijos/as solteros" bajo el brazo e intercambian información (fotos, altura, peso, ingresos...). Los de esta foto se reunen en el parque del Templo del Cielo. Al final del día les pasan un informe a sus hijos con las mejores ofertas del mercado, teléfonos incluídos. La cara de pésame de los asistentes deja claro que les avergüenza bastante la situación, por lo que intenté no molestarles mucho. Me queda la duda de si operan con la autorización de sus hijos o no...

Échate una siesta


Igual la hemos popularizado nosotros, pero los chinos son auténticos profesionales y tienen siestódromos de primera categoría.

Cómete un pincho de escorpión

Estos los puedes encontrar en el mercado de Wangfujing (la zona más comercial de Beijing), junto con otros de caballito de mar, arañas, etc... Efectivamente, es una turistada (para chinos), porque como veis en la foto ellos también alucinan bastante. Los pinchos de la nevera, que son los que realmente tienen salida, son de pollo, cordero etc... y los de escorpión (por cierto, en la foto no se ve pero están vivos) hacen básicamente de reclamo. Los que esteis interesados en comer cosas raritas tenéis que daros prisa, porque parece que quieren prohibir el consumo de perro y gato.

Juega a Jiànzi



El jianzi es un milenario juego chino cuyo nombre significa, literalmente, "darle patadas a esa cosa con plumas". Como suele pasar con los juegos milenarios sus reglas son difusas y maleables, pero básicamente se trata de darle patadas a la cosa con plumas y evitar que caiga al suelo. Aquí lo practica todo el mundo y no es necesario dejarse rastas ni fumar hierbas para que te dejen jugar un rato. Algunos se lo toman muy en serio y llevan rodilleras y todo. Por si hay algún interesado en federarse, puede hacerlo aquí.

Compra Souvenirs


El tío de la metralleta es el último grito en souvenirs locales. También están triunfando los helicópteros teledirigidos y una especie de barbapapas de blandiblu. Todos los nietos quieren uno. Y son autéticos "Made in China"!!!

Ponte en forma


En Beijing en cuanto hay una barra a media cintura de alto, hay un viejo haciendo estiramientos. Puede que el exceso de polución les reste unos cuantos años de esperanza de vida, pero desde luego da la sensacion de que se toman muy en serio lo de mantenerse en forma. El taichi mañanero, los bailes y las instalaciones de los parques tienen a la jubilada ocupada y a tono. Que aprendan los de occidente!

Márcate una opera o un solo de "erhu"


Los parques son el lugar perfecto en el que demostrar tus habilidades: siempre hay público y en algunos casos hasta agradecido. Los cantantes espontáneos de ópera china son abundantes, pero aunque no tengo ni idea domo deberían sonar cuando lo hacen bien, diría que no se suelen lucir mucho. En ocasiones se juntan con instrumentistas aficionados y la cosa ya mejora. El señor de la foto me preguntó si conocía a la otra occidental que paseaba por allí cuando yo, porque al parecer estaba maciza y quería que se la presentara. Cuando le dije que no la conocía de nada siguió con su balada.

Date un paseo en pijama al atardecer

Por desgracia no tengo pruebas gráficas, pero aquí el pijama se considera una vestimenta de gala, ideal para dar paseos nocturnos con la parienta. En ocasiones, según me ha contado Jho-Tse, lo llevan también al trabajo, aunque no de forma tan habitual como el chándal. Desde luego, es práctico.

Innova


En China todo cambia muy rápido, y el ocio parqueril no es una excepción. El señor de la fotografía (le pregunté, pero no es Fofito) está intentando labrarse un nombre en el parque del Templo del Cielo con una nueva actividad basada en el equilibrio de una pelota sobre una raqueta mientras se contorsina al ritmo de la música. Mientras él actúa sus acólitos divulgan las bondades de su método entre los curiosos.

viernes, 29 de julio de 2011

De paseo por Hangzhou, Huangshang, Hongcun y Xidi

Ver el sol en verano en Beijing es prácticamente un milagro, y como al final se echa de menos la propia sombra debajo de uno Jho-Tse y Luna se pidieron un par de días de vacaciones y me llevaron a dar una vueltecita por las provincias. El objetivo era ver el cielo azul y conocer algo de la China más rural y auténtica.

Jamón "secándose" en la poza de Hongcun
Como suele suceder en todo el mundo del turisteo "lo auténtico" es más bien minoritario y difícil de encontrar. Suele estar rodeado de una gruesa capa de "lo falso" (cemento, señores que van a trabajar, fertilizantes químicos, atascos, PizzaHuts,...) que el buen turista tiene que saber descartar para poder llegar a la esencia del país que visita y poder sacar fotos que se correspondan con los catálogos de la agencia de viajes y de las guías. En el caso de China, país de 10 millones de kilómetros cuadrados y 1.300 millones de habitantes, hay aproximadamente 10 pueblecitos pintorescos que todavía representan el auténtico modo de vida chino. Nosotros fuimos a ver dos de ellos, Xidi y Hongcun, que se encuentran cerca de Hangzhou, es decir, a 1.500 km de Beijing. Si lo comparamos con Europa es como si para ver el pueblecito típico más cercano a Barcelona nos tuviéramos que ir a Berlin. (Mientras escribo me dice Jho-Tse que no, que hay más pueblos, pero que me han llevado a unos de lejos para que me mueva) ¿Y qué hay en medio? Pues yo no me lo sé imaginar, pero parece que pueblos/ciudades más o menos grandes.

No se si habíais oído hablar de Hangzhou antes (yo no), pero es una capital de provincia bastante más vivible que Pekín y  se supone que una de las más ricas de China. En España sería comparable a Burgos, por ejemplo, pero sin catedral y con 7 Millones de habitantes en su área metropolitana. Aún así creo que ni siquiera está entre las 10 ciudades más pobladas de China. Jho-Tse estudió allí, por lo que se conocía bien la ciudad y nos dió un tour bastante entretenido en bicicleta. También fuimos a un salón de té y nos gastamos más dinero que en toda la semana. Resulta que el té bueno es sumamente caro, y aunque nos tomamos el más baratito nos salió por unos 20 € por cabeza. Eso sí, nos pusieron panchitos de todo tipo para acompañar. Los chinos normales (los no-ricos) van a los salones de te sólo muy de vez en cuando, claro, y el té diario no tiene nada que ver con el de "calidad". Si dijera que noté la diferencia mentiría, pero en cualquier caso fue una tarde muy agradable.

Huangshang "la nuit"
Al día siguiente tomamos el autobús para Huangshang, que está a unos 100 km de Huangzhou y es la base de operaciones desde la que visitar distintas atracciones turísticas, como la cordillera de Huangshang o las antiguas villas de Xidi y Hongcun. La propia ciudad (también conocida como Tunxi) es en si misma una atracción, con un casco antiguo bastante bonito. Durante los dos días que pasamos allí intenté averiguar cuanta gente vivía en la zona. Jho-Tse se refería a Tunxi como "pueblo", pero aunque no nos movimos del casco antiguo parecía bastante grandote. Hoy he visto en la wikipedia que en su prefactura viven 1,5 millones de personas. Como en Barcelona.

Desde Tunxi nos fuimos a las villas de Xidi y Hongcun en taxi. Se trata de dos pueblos de las dinastías Ming y Qing que todavía conservan su estructura original. Aunque hay que pagar para entrar (y bastante, unos 20 € cada uno) se trata de pueblos en los que la gente hace vida normal. Eso sí, en casi todas las casas venden artesanía o recuerdos en los bajos, con lo que se sacan un sobresueldo. Algunas escenas de "Tigre y Dragón" se rodaron allí.

Señora lavando la merienda en el pilón de Hongcun

La verdad es que son pueblos muy bonitos, y es muy interesante ver como integran las canalizaciones de agua de los ríos cercanos en las casas y los aprovechan como agua corriente o incluso como pozas privadas donde crían carpas. También los utilizan para lavarse los pies o las verduras de la comida, dependiendo de la hora del día. Si comeis por allí, buscad restaurantes en la zona alta del pueblo, por si acaso.

El puente de acceso a Hongcun
Xidi
Las visitas valen la pena, aunque quizás hubiera sido mejor visitar una villa cada día en lugar de las dos seguidas, porque el sol era demasiado abrasador. Si tuviera que elegir sólo una, iría a Hongcun. Por desgracia no teníamos tiempo para más. De hecho, nos dejamos por hacer la que actividad estrella de la zona, que es ir a ver el amanecer en las montañas de Huangchang. Jho-Tse ya lo había hecho otro año y según parece es espectacular, y más que la cima el descenso. A mi se me caía la baba viendo las fotos de internet.

Y como el fin de semana no nos daba para más nos fuimos. Yo para Shangai en avión y Jho-Tse y Luna en autobús a Hangzhou desde donde cogerían el avión para Beijing. Esa noche empezó una tormenta bien gorda y mi avión salió con dos horas de retraso, por lo que llegué a Shanghai a las 2 de la mañana. Ellos tuvieron peor suerte: les anularon el vuelo y tuvieron que hacer otra noche en Hangzhou y salir un día más tarde.


jueves, 28 de julio de 2011

Gran Mercado de Cometas de Sun He

Esta mañana, mientras me acababa los sobaos pasiegos chinos que mis anfitriones me han dejado para desayunar, me he dedicado a investigar donde comprar cometas, que es el único souvenir que se me ocurre para mis sobrinos. Mirando en Internet he visto lo siguiente:

"El mercado de las cometas de Jingshun Lu en el pueblo de Sun He, el más grande de Beijing. La visita al mercado de las cometas es una de las experiencias más auténticas y coloridas que se puede tener en Beijing. Los colores de las cometas por si solos ya valen la pena por las oportunidades fotográficas que ofrecen. Los vendedores del mercados ciertamente no te acosarán, sino que te recompensarán con sus sonrisas y posarán felizmente en tus fotos o simplemente te explicarán las razones por las que deberías comprar sus maravillosas mercancías".

No se me ha ocurrido mejor actividad para la mañana, así que tras finiquitar los sobaos me he puesto a investigar como llegar al pueblecito de marras. En Internet he encontrado varias referencias al mercado, alguna incluso en castellano, pero en ninguna explicaba claramente cómo se iba. Lo más explícito que he encontrado ha sido como llegar en coche por la autopista que va hacia el aeropuerto, así que ya he imaginado que estaría en medio de la nada. Gracias a Google Maps y copiando-pegando la dirección en chino he averiguado más o menos por donde caía el pueblo, pero no cómo llegar, se alejaba bastante de todas las estaciones de metro de mi guía (eso en la escala china puede ser 20 o 30 kilómetros, ni idea...). El taxi en China es barato, pero como esto estaba tan fuera de la ciudad no sabía si arriesgarme. Al final he pensado que lo mejor era ir en metro hasta la última parada de la línea que va hacia el norte y desde allí coger un taxi.

No se si lo he contado en algún post, pero la comunicación con los taxistas chinos es bastante complicada. Evidentemente no hablan inglés ni castellano, y aunque la Generalitat les ofrece la posibilidad de hacer cursos de catalán gratis parece que todavía no hay muchos interesados. Intentarlo en chino es imposible, porque se tiene que aparecer un angel para que pronuncies bien hasta lo que parece más fácil. Yo no lo he conseguido ni con las estaciones de metro. Enseñarles el nombre en carácteres occidentales tampoco vale, porque aunque puedan leerlo no identifican el sonido del alfabeto latino con el chino. Claro, el chino tiene unas 20 vocales ( 5 vocales * 4 tonos cada una) así que debe ser parecido a intentar entender un texto en castellano escrito sólo con la o, por ejemplo. Si encima llevas una guía hecha por alguien que no ha ido nunca a China (me refiero a la Top10 Beijing de El Pais-Aguilar, menuda estafa) en la que sus autores no se han molestado ni en poner los nombres de las paradas de metro en chino, pues apaga y vámonos... Consejito: No salgas de casa sin tener escrito EN CARACTERES CHINOS la dirección del sitio al que vas. Si es posible, lleva contigo el teléfono del hotel o tienda al que vayas, porque en China los GPSs no se llevan mucho y es posible que el taxista tenga que llamar a preguntar. Si te lo apunta alguien que domine, mejor, pero si no, puedes tirar fotos del GoogleMaps o de cualquier otra fuente que esté escrita en chino.

Todo este proceso me ha llevado su tiempo, un par de horas de investigación y preparación más o menos. En esas dos horas al gobierno chino (injustamente criticado en ocasiones) le ha dado tiempo de montarme una nueva línea de metro para mi solito. Juro que ni en mis guías ni en Internet salía la línea 15, pero cuando he llegado al metro, ahí estaba toda reluciente, a sólo dos transbordos al norte de Liufang. Jho-Tse ya me había avisado de que en Beijing están haciendo cuatro o cinco nuevas líneas de metro a la vez. Yo creo que como tienen controlado el intenné van viendo a ver donde quiere ir la gente y le van haciendo paradas a su medida. En mi caso se han dado tanta prisa que se les ha olvidado construir los alrededores, y cuando he llegado a la parada de Sun He no había más que una capa de niebla/contaminación en el exterior en lugar de mundo. Como era imposible ver ninguna colorida cometa en el cielo por la que guiarme, pero orgulloso de mi capacidad de previsión le he enseñado la foto con el texto en chino del mercado de cometas al segurata y tras dos segundos de vacilación me ha dicho "ahhhhh sí sí. Salida D". Lo ha dicho en inglés, muy claramente y con mucha seguridad. Mientras tiraba hacia la salida D le miraba de reojillo a ver si ponía cara de "huy, este no vuelve", pero el gesto era de "este chaval controla", así que he seguido y he bajado (este metro va por una vía elevada paralela a una autopista) a la calle.

En "la calle" me he dado cuenta de que la salida D era igual de buena que la A, la B o la C, porque todas iban a parar al mismo campo infinito y desierto junto a la autopista. Ni rastro de cometas, ni de civilización, sólo los coches que pasaban por la autopista y la contaminación. En caso de que hubiera cometas a 50 metros tampoco las hubiera visto. El segurata del metro sería chino de nacimiento, pero esa seguridad en las indicaciones le tiene que venir de algún pariente madrileño, sin duda. La siguiente hora me la he pasado buscando seres vivos en los márgenes de la autopista que me pudieran orientar. Cada cien o doscientos metros había alguien esperando un autobús o el fin del mundo, lo que llegara primero, así que no estaba del todo aislado. Les enseñaba el texto chino de la cámara y ni uno sabía dónde estaba el famosísimo mercado de las cometas. Por cierto, éxito total del gobierno chino en su campaña por higienizar el país: cada cien metros, en medio de la nada, había un cartel de "Toilette a 50 m" y una caseta a tal efecto en medio del campo. Pero cometas, ninguna. Al cabo de una hora y pico de caminata en ambos sentidos de la autopista decidí cambiar de táctica y esperar un taxi que me llevara directamente al mercado.

La carretera no era precisamente céntrica así que los escasos taxis que pasaban iban ocupados. Por suerte un alegre mozalbete que me vió apurado paró a rescatarme y me dijo "pero que haces tu aquí! cuanto tiempo sin verte! sube sube, que yo te llevo" entre risas campechanas. Taxi no llevaba, pero bueno... algo es algo. Le enseñé el texto de la cámara y puso cara de "hombreeeee aquí te llevo yo en naaaaa" y arrancó. Luego llamó por teléfono a su mujer y le dijo "Cariño, mata el pato que hoy tenemos invitado" o "Cariño, no me esperes a comer que me ha salido un desplazamiento largo" o "Cariño, tu sabes si hay cometas por aquí?" o "Cariño, no busques el interruptor de la lámpara que me he tuneao el coche. ". Fuera lo que fuera que le comentara la mujer le debió parecer bien, porque colgó más contento todavía. Dos minutos después, sin salirse de la autopista, me dejó en el Gran Mercado de las Cometas de Sun He. "Hale machote, bajate que ahí tienes las cometas". Parece que no, pero con el tiempo a uno se le hace el oído al chino. Le intenté dar cinco yuans por haber sido tan amable de recogerme, pero muy ofendido me dijo "no no, por favor, esto no es por dinero, es lo mínimo que puedo hacer por ti que tienes barba" (en China las barbas venden mucho). Luego resultó que no, que lo entendí yo mal, y que decía "5 yuans? pero que miseria es esta... Dame veinte por lo menos o llamo a mi mujer y te enteras..." Creo que no lo he contado todavía, pero así como los chinos parecen muy tranquilorros, las chinas parecen de armas tomar. Una de las actividades tradicionales en la sociedad beijinesa es quedarse a mirar como dos mujeres se pelean a gritos por vete a saber que motivo. Dan miedo de verdad, así que yo por si acaso le di 20 yuans al mozo para que los invirtiera en su coche y me largué a disfrutar del mercado de cometas. Pongo aquí una panorámica del conjunto del mercado en toda su extensión:

De cerca impresionaba todavía más...

P.D. El viaje de regreso en metro fue amenizado por una especie de "China Directo" que echaban en las pantallas. En él, una china famosa (supongo) se desplazaba a un lugar turístico y enseñaba sus maravillas (las del lugar). En este caso visitaban un tal Duraton River (sic), que no tengo ni idea de en que región de China estaba. Lo subtitulaban en inglés, así que esta vez si que lo entendí todo y no tenía desperdicio:

....
- (presentadora) Hay un libro que se titula "300 maravillas que tienes que visitar antes de morir" y dos de las trescientas están aquí, en España (?¿!!). Uno es este, el Río Duratón (¿¿???), que como podeis ver es increíblemente bello. Otros años llueve más y tiene mucha agua, pero ahora está prácticamente seco. Eso que veis en el aire son buitres, que son unos pájaros que hay por aquí. Su especialidad es volar (!¿?!!). El río Duratón, a su paso por la ciudad de Segovia es una de las 300 maravillas del mundo que no hay que perderse. Hablemos con los locales a ver que nos cuentan...
- Hola señor!
- (Segoviano jubilado con su señora) Hola maja, que hay.
- Señor, venimos de china y estamos enseñando el rio Duratón.
- Si mujer sí, en mi ciudad hay muchos chinos también, muchos muchos.
- ...
- Montan negocios, y restaurantes....
- ...
- Les queremos mucho a los chinos... Di algo a estos señores Carmen.
- Huy, mucho, los chinos son lo más...
- ...
- Bueno, ya ven que el río Duratón y las gentes de Segovia son una de las 300 maravillas del mundo!! Despedimos la conexión desde España!

Los que iban en el vagón conmigo debían pensar que mis lagrimas eran por morriña. Me quedé con las ganas de saber cual sería la otra maravilla del mundo que hay en España, y también de saber si nuestro ministerio de Turismo habría tenido algo que ver con el programa...

P.D.2 Si alguien ha conseguido llegar al mercado de las cometas de Sun He, si es que existe y es distinto al que fui yo, por favor, que me deje una nota. Por curiosidad sólo eh...

Ciudades Prohibidas y Hutongs, una cuestión de escala

Según mi guía las actividades imprescindibles en Beijing pasan por ver la Ciudad Prohibida, la plaza de TianAnMen, comer pato laqueado, visitar el Templo de los Lamas, pasear un par de parques y comprar en los grandes almacenes de Wangfuying. Y claro, hacer una excursión a la gran muralla china, que pasa por aquí cerca. También hablan de los hutongs, que son unos barrios típicos del Pekín antiguo. Tengo que reconocer que me he venido a la buena ventura, sin prepararme el viaje y con una guía Top10 tan cutre que me ha hecho echar de menos la Lonely (por cierto, aquí son muy difíciles de encontrar, yo diría que las han “retirado”). El pato  no lo he probado aún, aunque en el Carrefour de Beijing tienen toda un pasillo dedicado a él. Respecto al resto, lo he visto más o menos todo... Empiezo por el principio...

El primer día,con la única ayuda de un mapa, me fui en busca del templo de los Lamas. Teóricamente estaba bastante cerca de la casa de JhoTse donde estoy acogido, así que no me preparé el pack-Tongariro. Las siguientes 8 horas sólo las recuerdo subiendo y bajando puentes e intentando cruzar calles. Al templo no me debí acercar ni de casualidad. No tengo ni idea de donde estuve, pero si había algún lama cerca desde luego no rezó por mi.

Turista necesitada de orientación en un puesto de información frente al templo de Confucio

Al día siguiente cambié de objetivo y me fui a explorar la Ciudad Prohibida y TianAnMen, que quedaban más lejos pero en el mapa parecían difíciles de extraviar. También me hice con unos cuantos mapas más de refuerzo, una brújula y una aplicación guía para el Iphone. Esta vez llegué a la puerta, pero como ya se me había hecho la hora de comer y estaba algo cansado me fui a buscar un centro comercial donde pudiera encontrar algo tirando a vegetariano o a jamón serrano, lo que encontrara primero. Es que la Ciudad Prohibida es muy grande y da así como cansancio sólo verla de fuera, y en la plaza de TianAnMen cuando no hay tanques no sabes muy bien donde sentarte.  Total, que como estaba sobrado de confianza por haber encontrado mi objetivo me fui andando tranquilamente convencido de que encontraría algo sin dificultad. Lo encontré, pero algo más tarde de lo esperado, así que en lugar de comer merendo-cené y ya sólo me quedaba tiempo de salir con JhoTse y Luna (su compi) para ir a cenar algo por ahí. Me consoló ver que ellos también tenían ciertas dificultades para encontrar las cosas (bueno, las primeras 3 horas me consoló, luego me empezó a dar hambre). Tengo que decir que toda china es un continuo restaurante sólo interrumpido por montañas, ríos o autopistas, pero entre mis manías y las de JhoTse la cosa acabó como no podía ser de otra manera, en el único sitio abierto que quedaba en Pekín. “Es la primera vez en mi vida que me piden esto” dijo el camarero cuando Luna y JhoTse le preguntaron si tenían noodles sin carne ni pescado para mi, pero me los puso. Eso sí, rechinando los dientes.

Templo de los Lamas
Ese fue el último día que me dediqué a caminar a la aventura por Beijing, y desde entonces la cosa ha mejorado bastante. Con la ayuda del metro visité el templo de los Lamas, la Ciudad Prohibida, y descubrí casi por casualidad los hutongs, que son la antítesis de todo el resto de Beijing.  Se trata de los barrios clásicos de Pekín que han sobrevivido al desarrollismo del resto de la ciudad. Son  pueblos dentro de la ciudad, casi amurallados por las propias paredes de las casas y con contados puntos de entrada o salida. Su interior es totalmente laberíntico, siempre con casas bajas, calles estrechas y mucha tranquilidad.  Es atrevido decir que son bonitos, sobretodo si los visitas de día. En realidad, si estuvieran en España daría miedo entrar. Su aspecto es algo tétrico. Por sus calles es frecuente encontrar hombres sin camiseta sentados con una cerveza, ancianas que acumulan botellas de plástico o montones de cosas que parecen deshechos (por ejemplo, cabinas de teléfono desmontadas). Las casas no disponen de baño, por lo que cada pocas calles se encuentran lavabos públicos. No son muy higiénicos, pero la parte buena es que en caso de emergencia te puedes guiar por el olor para encontrarlos. Las entradas a las casas son callejones en los que se acumulan trastos de todo tipo. En apariencia se trata de los barrios más pobres de la ciudad, pero la realidad es justo la contraria. Los hutongs son los barrios más caros de Beijing, y aunque parezca mentira sus habitantes suelen tener mucho dinero.


Hutonguera adecentando
En China la cultura del ahorro se sigue a rajatabla (con contadas excepciones, como el te o las reuniones familiares). Las hambrunas de nuestra guerra civil son nada comparadas con las que han vivido por aquí hace no tantos años. Supongo que es por eso que los chinos de cierta edad no sueltan un Yuan hasta que se los llevan a la tumba y menos para mejorar el aspecto exterior de sus casas, que eso no lo disfrutan ellos sino los demás. En los hutongs viven familias adineradas, pero en China el dinero y la elegancia no van necesariamente unidas. Bueno, en ningún sitio, pero aquí menos. Los que dicen que Jesús Gil no está realmente muerto deberían buscarlo en los hutongs, en uno que tenga piscina. La verdad es que es difícil acostumbrarse a la falta de interés que tienen los chinos en lo “superficial”.  Son justamente lo opuesto a los japoneses, así que no es de extrañar que se lleven tan mal. Deberían haberlos puesto más separados en el mapa, porque son como materia y antimateria. Si un japonés pone el pie en Beijing se desintegra seguro. Si un pekinés pone el pie en Tokio...

Un hutong cualquiera

Tienda de... algo...
La gracia de los hutongs es que invierten totalmente la escala de la ciudad. Si en el exterior todo es inabarcable y las distancias infinitas, en los hutongs todo es pequeñito y acogedor, pese al aspecto exterior de los callejones. Aparte de tratarse de zonas residenciales también es frecuente encontrar pequeños restaurantes, cafés y tiendas de lo más variadas. Eso sí, desde fuera es difícil distinguir qué es cada cosa, porque las fachadas son minúsculas y más bien feuchas. Pero cuando entras descubres restaurantes griegos, cineclubs, fábricas de cerveza, o hasta tiendas de mascotas. Es realmente sorprendente el contraste entre el exterior y el interior de estas casas tradicionales de Pekín. En origen disponían de varias estancias que se articulaban alrededor de un patio interior común, y en cada estancia hacía vida una familia o miembro de la familia diferente (padre, hijos, etc...). En la actualidad algunas de estas vivienda se han convertido en hoteles boutique (siheyuan) y otras se han adaptado para ser cafés, tiendas, etc... a cual más cool que la anterior y/o extravagante que la anterior. En cualquier caso, es el sitio donde encontrar la calma y recogimiento que es difícil encontrar en el resto de la ciudad. Lo ideal es visitarlas a media tarde, a partir de las 6, que es cuando los chinos acaban la jornada laboral y los callejones tienen más ambiente. Por la mañana suelen estar más apagados. En cualquier caso, visitar alguno de los hutongs repartidos por Beijing es una actividad totalmente recomendable,  y de las que vale la pena repetir. 

NekoCafe "L' infusion", para los que echamos de menos a nuestras mascotas en Pekin

Como advertencia hay que tener en cuenta que se trata de barrios laberínticos, y es difícil orientarse dentro. Normalmente los comercios se agrupan en una o dos calles del hutong, y puede ser difícil acceder a ellas. No en vano, era en estos barrios donde tradicionalmente se cerraban intercambios comerciales que implicaran desembolso de muchos yuans. Aquí las calles son tan pequeñas y laberínticas que un ladrón no podría llegar muy lejos antes de que lo atraparan. 

Otro café hutonguero...

Si entráis en uno, tomadlo con calma :)

martes, 26 de julio de 2011

Turismo de masas en Beijing

La primera sensación al callejear por Beijing es bastante mala. Todo está muy lejos, no hay forma de orientarse, no hay sitios agradables donde descansar, no hay restaurantes “apetecibles”... Si has estado en otras megalópolis como Tokio o Bangkok la comparación es a priori bastante desfavorable para Beijing y lo primero que se te pasa por la mente es “ostras, y ahora que hago yo aquí tantos días”*.

Este  verano en Beijing se llevan las transparencias

Quizás el elemento que produce mayor desencanto es la falta de exotismo. Cuando viajas a Oriente desde España siempre llevas contigo la esperanza de descubrir culturas y paisajes radicalmente diferentes, y en mayor o menor medida sucede. Pero en Beijing, la sensación inmediata es que no vas a encontrarte osos panda por la calle. La gente no anda raro como en Tokio ni todo es tan caótico como en Bangkok, y dudas que vaya a pasarte algo interesante como que te detengan por no cantar el himno nacional o no llevar la chapita del Partido Comunista. Vienes con la idea de descubrir la “China auténtica” y te choca que no haya diferencia con la China que tienes en los barrios de tu propia ciudad , salvo por la descomunal contaminación ambiental. Es absurdo, pero da hasta rabia ver que los chinos y chinas visten exactamente igual aquí que allí, compran todos en el mismo mercadillo. Quizás la diferencia más importante está en los restaurantes, porque los de Beijing son mucho menos glamourosos que los de los chinos de España. Aquí los cuadros de dragones y los nombres tipo “Restaurante Gran Muralla” tienen el mismo atractivo que una foto de Paquirri en el comedor del “Bar Marcelino” en, por ejemplo, Santa Coloma de Gramanet, así que se los ahorran. Con una cazuela y dos sillas de plástico van que tiran.


Por otra parte, hay que tener en cuenta que la revolución cultural de mediados del siglo pasado y el desarrollo económico y urbano posterior hicieron un borrado casi total de la sociedad tradicional china, que ya de por sí tampoco era muy dada a espiritualidades ni esteticismos. Aquí lo que se impone es lo práctico. Si tienes calor te arremangas la camiseta para airear la tripa, y si tienes hambre te metes en un restaurante en el que den buena comida y comes. Lo de que sea más o menos bonito o que la cubertería sea de plástico no le importa absolutamente a nadie. Bueno, nos importa a los turistas, que siempre creemos que los países están hechos para nuestro deleite exclusivo. Pero es que aquí los turistas (los occidentales de toda la vida, los que vamos por el mundo esperando pleitesía) no pintamos nada. Los turistas turistas, los que mueven el cotarro, son los chinos de provincias que vienen a visitar la capital, y nosotros, como mucho, somos sólo una más de las atracciones que ellos han venido a ver. En ningún otro sitio de Asia he visto tan pocos occidentales (proporcionalmente) en atracciones turísticas como en Beijing, y estamos en pleno Julio....¿No se suponía que China era el segundo destino turístico del mundo? ¿Por qué parece que los occidentales no lleguemos ni al 0,001%? ¿Hay una China de imitación en algún lugar perdido donde meten a todos los extranjeros para que no se pierdan? ¿Por qué no intentan timarme con los precios ni me obligan a regatear ni montan shows étnicos a mi medida? Lo menos que podrían hacer para satisfacer mis necesidades de atención propia de turista es discriminarme sutilmente como en el metro de Tokio, pero ni eso. Ni siquiera se me ha colado nadie en una cola. De verdad... ¿Tan poco les importamos que ni siquiera se molestan en despreciarnos?
Según se mire el mundo del turisteo no es muy diferente del teatro. Si eres un turista con pasta te sientas en primera fila con tu aire acondicionado, tu traducción simultánea y tu cocacola. Si te consideras un “viajero” te vas al gallinero para mezclarte con los “locales” a los que no entiendes ni papa y una Lonely en la que te explican de que va la obra. Pillas la mitad de la mitad, pero es más divertido. En algunos teatros hasta te invitan a subirte al escenario para montar tu propio show. Pero en China todo el teatro está ocupado por los propios chinos, la mitad en el escenario y la otra mitad en la tribuna, sin que se pueda diferenciar un lado del otro. A veces no sabes muy bien si eres parte del público o de la actuación y desearías que por lo menos los actores se vistieran de época o algo para poder saber hacia donde mirar.

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* Esto tiene truco, porque posteo una semana tarde y mi inquietud actual es saber como hacer todas las cosas que quiero con el poco tiempo que me falta :) Beijing cuesta bastante, pero tiene su gracia....

viernes, 22 de julio de 2011

Orientarse y moverse en Beijing: Estrategias y Amenazas

Ahora que llevo unos cuantos días en Beijing creo que ya puedo explicar como hacer para llegar a los sitios. En cuatro palabras: olvídate de ir andando. Si quieres pasear, elige un área paseable, coge el metro o el taxi, te plantas allí y paseas. Si no sabes a donde ir, mejor quédate en casa o en el hotel o donde sea, porque callejeando vas a encontrar pocas cosas de interés (las excepciones en próximos posts).


Por si las enormes distancias fueran poco desalentadoras, la distribución de las calles elimina cualquier atisbo de éxito. Las calles no son únicas sino múltiples, distribuídas de una forma extrañísima. ¿Tienes que girar a la derecha en Donzhimen según el mapa? Vigila que no sea Donzhimen norte, que no es la misma que Donzhimen Sur sino paralela (en este caso, porque depende de la calle), o que no sea Donzhimen Interior ni Donzhimen Exterior, que son continuación una de la otra... o la calle este... o la oeste, o la de en medio.... Da igual, las posibilidades son casi infinitas y nunca se le acaba de pillar el truquillo, además, todas estas variantes no salen en el mapa porque son "demasiado pequeñas" (claro, sólo tienen 3 carriles por sentido). Está claro que el listo que dijo que la muralla china era la única obra del hombre que se veía desde el espacio no se había pasado por aquí.

Si tienes la suerte de tener un smartphone te puedes bajar gratis la guía "Beijing Citi Walks Lite", que tiene un posicionador GPS y mapas que funcionan sin red y te pueden salvar de más de un apuro. Pero aún así, olvídate de llegar andando a los sitios, es una pérdida de tiempo. El metro está regalado y exceptuando la línea 1, que siempre está a rebosar, y las horas punta (8-10 y 18-19), es muy cómodo. El taxi también es muy barato, pero tienes un riesgo alto de que el taxista no te entienda o que te quedes atrapado en uno de los innumerables atascos.

De cualquier manera, aunque lo intentés, al final te tocará andar y cruzar, aunque sea, una calle, así que mejor te explico como hacerlo. Tienes diversas opciones:

- Método Español : Miro a izquierda, miro a derecha y si me da tiempo, cruzo. ERROR. La mayoría de las calles tienen ambos sentidos separados por una valla infranqueable, por lo que si intentas cruzar por el primer sitio que pillas, te quedas atrapado en medio. Eso contando con que llegues vivo a la mitad.

- Método Europeo: Ando unos cuantos metros/kilómetros hasta el semáforo más cercano, espero a que se ponga verde para los peatones y cruzo con decisión, ya que la ley me ampara. ERROR MORTAL. En China los coches sólo respetan los semáforos cuando siguen rectos. Si giran tienen preferencia sobre los peatones, independientemente de que éstos tengan el semáforo en verde. Te atropellarán sin remordimientos.
Un atropello con estilo puede ser el inicio de una bonita relación

- Método Europeo Avanzado: Mientras espero que el semáforo de peatones se ponga en verde calculo los coches que van a girar y por tanto van a tener prioridad, me espero a que pasen y luego paso yo. ERROR POR BUCLE INFINITO. Normalmente los coches pueden venir de 4 direcciones diferentes y girar a ambos lados, por lo que tienes que calcular unas 8 líneas cada vez con un número indeterminado de coches. En el poco probable caso de que seas capaz de mirar en 8 direcciones simultáneamente te encontrarás con falta material de tiempo. Antes de que acaben de girar todos ya se habrá cerrado tu semáforo y tendrás que volver a empezar.

- Método topográfico avanzado. Oteo el horizonte o un mapa escala 1:1 y busco el tunel o puente más cercano. Me aprovisiono de agua y víveres para recorrer varios kilómetros. Si elijo puente realizo estiramientos para no caer a media escalada. En caso de elegir la vía subterránea me dispongo a pasar los controles de seguridad habituales, sobretodo si estoy cerca de la Ciudad Prohibida. POSIBLE EXITO PARCIAL, seguro que tienes que cruzar otra calle que no tiene ni puente ni tunel para llegar a tu objetivo, así que no confíes tu suerte a este método.

- Método Kamikaze: Suele aplicarse tras varias horas intentando el Método Europeo Avanzado. Te lanzas a la desesperada y si se te echa encima algún coche de los que giran esprintas para esquivarlo y ocupar la posición antes que él o el que le sigue. ERROR MORTAL ASEGURADO. El conductor chino sabe que tiene preferencia al girar y no va a permitir que un extranjero le chulee y desmonte su sistema perfectamente organizado, así que no lo intentes bajo ningún concepto si no quieres meterte en líos serios.

Pekineses intentando pasarse una pantalla del Frogg
- Método Frogg: Si tenías el juego de los 80 ya sabes cómo es, vas avanzado o retrocediendo en función de los obstáculos hasta que un camión te atropella o llegas a la otra acera. Es muy poco probable que cruces la calle a la primera, pero nadie espera que lo hagas. Si te quedas quieto quieto en medio de la calzada la mayor parte de los coches te esquivará, siempre que no estés en su línea de giro. Es necesario dominar el método Europeo Avanzado antes de intentar éste. EXITO? Has tenido en cuenta a las motos y a las bicis? No? Pues sigue al siguiente método, porque es bastante posible que se te hayan tragado sin pestañear.

- Método Frogg Avanzado: En realidad los coches son el menor de tus problemas, porque se ven y se oyen. Las motos y las bicis no, y además tienen LIBERTAD ABSOLUTA. Van por donde quieren, en la dirección que quieren y son imposibles de prever. Son inmunes a semáforos o señalizaciones. Normalmente luchan por el mismo espacio de seguridad que el peatón, así que son sus depredadores naturales. Además, la evolución ha creado una especie nueva especialmente adaptada al ecosistema de Beijing: la moto eléctrica. Funciona con baterías, vale menos de 300 € y es totalmente silenciosa. No es necesario carnet para conducirla, aunque tiene la misma capacidad de destrucción que cualquier otra moto. Además, pitar o poner las luces consume batería, por lo que sus conductores se ahorran ambas cosas. Su ataque imprevisto es MORTAL DE NECESIDAD, por lo que es imprescindible detectarlas antes de que ellas nos detecten a nosotros.

- Por último, pese a que domines el método Frogg Avanzado no puedes relajarte ante la mayor amenaza que corre por estos lares: la vieja en bicicleta. Te la puedes encontrar en avenidas, aceras, hutongs, e incluso en subterráneos o pasos elevados. Parece inofensiva, pero a la que te descuides te atacará sin piedad. En cuatro días aquí las he visto llevarse por delante árboles, motocarros e incluso turístas (efectivamente, ya puedo decir que soy un Survivor). Su ataque se caracteriza por unos timbrazos lejanos, un chirrido de frenos en mal estado y una sarta de improperios que se entienden perfectamente aunque no sepas palabra de chino. A veces atacan en grupo. Si las ves, HUYE.



martes, 19 de julio de 2011

Callejeando por Pekin (gran error!)

Llevo poco más de 24 horas en Beijing de las cuales me he pasado las doce primeras perdido y las doce siguientes durmiendo, así que no estoy seguro de si lo que viene en este post lo he soñado o qué. Cuando se me pase el jet-lag lo reviso.

Así a bote pronto Beijing parece construído por el arquitecto loco de Marina d'Or y proyectado con el SimCity "Highway Edition". Las imágenes que tenía de grandes avenidas de estilo comunista llenas de ciclistas de momento no parecen muy realistas, ya que en su lugar me he encontrado autopistas tipo M-30 o Ronda de Dalt, con sus escalextrics, sus 10 carriles a distintos niveles, sus coches, sus motos en contradirección, etc... Y es que Pekín es tan grande que las rondas están dentro de la propia ciudad, lo que hace que andar por aquí sea un poco complicado. Cruzar una "calle" te puede llevar entre cinco minutos y media hora, dependiendo de lo que tardes en encontrar un puente. Por otra parte, la ciudad es tan gigantesca que en los mapas, incluso en los detallados, sólo vienen los nombres de las "calles" importantes. En la tarde que me he pasado perdido no he sido capaz de localizar ningún nombre de los que venían en el mapa, y eso que no me he movido ni dos centímetros cuadrados. Por otra parte, no entiendo como puede ser que siguiendo una calle recta (según el mapa todo es cuadriculado) acabe volviendo al punto de inicio. Todo esto es un poco Escher.

Mi pérdida venía a que estaba buscando el "Templo de los Lamas" que estaba "por aquí cerca" y se me ocurrió ir andando en lugar de en metro. Luego Xho-tse, que es mi guia local, me dijo "Como se te ocurre, hay más de una parada de metro de distancia!!", pero claro, eso en un mundo normal no debería ser mucho. Al final me cogí un taxi para que me llevara a la parada de metro más cercana, porque el templo estaba cerrado desde hacía horas. Esto último me lo dijo un policia; de momento no he llegado a nada parecido a un templo ni a cualquier otro edificio que parezca tener más de veinte años de existencia.

En próximos posts (si los hay, porque aquí blogspot y facebook están censurados y no se puede acceder de forma fácil): Orientación y normas de circulación en Beijing.