lunes, 1 de octubre de 2007

El corazón de las tinieblas

Antesdeayer por la noche, mientras pasábamos los vídeos y las fotos al ordenador en nuestra habitación, oímos un ruido en el exterior que hasta la fecha sólo habíamos conocido por las películas del Miyazaki. Sonaba así como "brbbrbrbrbrboooo",  y según los anime no anuncia nada bueno. Efectivamente, ayer la temperatura bajó más de diez grados y de repente ya estamos en otoño, con fresquito y lluvias diarias.

No alteramos el calendario de excursiones alrededor de Tokio y pese a la lluvia nos fuimos a Kawagoe, que está a aproximadamente media hora en tren de aquí y que prometía ser interesante. Entre que llovía bastante, que ibamos empapados, y que no encontramos nada digno de ver en los 20 minutos que deambulamos por las calles de Kawagoe decidimos volvernos y dedicar la tarde a descansar un poco, cosa que no conseguimos. Se hizo de noche y seguía lloviendo, y nosotros no podíamos conciliar el sueño. A eso de las dos de la mañana, todavía lloviendo, nos desvelamos definitivamente debido a uno de esos espectáculos que organizan por aquí para entretener al personal y que consiste en hacer temblar el suelo, las paredes y las dentaduras postizas. Sólo cinco segundos de tembleque, pero bien aprovechados. Según Carol a ella le dió tiempo de pensar en un protocolo de emergencia que vió en un capítulo del Equipo A pero por mi cabeza creo que sólo pasó una frase: "Ostras, un  terremoto, que chulo".  A Carol el terremoto le ayudó a quedarse sopa, seguramente tranquilizada por su dominio del control de riesgos, y se durmió con una mitad del cuerpo en la cama, la otra en el futón y la melena desparramada por el resto de la habitación. Yo, por el contrario, estaba cada vez más inquieto y ver a Carol en plan niña del exorcista no ayudaba, así que me senté en el trozo de futón que me quedaba y me dediqué a editar un vídeo que tenía pendiente. En algún momento había dejado de llover, pero todavía se oían los ruidos de las gotas cayendo desde el tejado y bajando a través de los canalones. Y yo, que andaba ya con los ojos como platos y los nervios de punta, los confundía con voces que me llamaban como desde lo profundo del océano. No tenía ningún sentido, pero me parecía oir algo así como "verderverdeverdeensaldaverdeverde". Estuve a punto de despertar a Carol para ver si ella también lo oía, pero decidí que era más seguro bajar a la calle y comprobarlo por mi mismo.

En la calle, a las cuatro y media de la mañana y con un poco de chirimiri ocasional, no había nadie ni nada para ver, así que me fui a dar un paseo con mi paraguas y mi bolso/mochila para ver si me entraba el sueño. No habia recorrido ni cien metros cuando llegué al puente del primer río que rodea nuestro barrio y me detuve para ver hasta donde había subido el nivel del agua después de tanta lluvia. En realidad más que un río es un canal de color negro-verdoso en el que de vez en cuando nada algún pato, pero esta vez lo que había nadando no era un pato sino un señor con un traje de neopreno que al parecer emergía de las profundidades del canal. Salió del agua, y todavía chorreante se me acercó y me dijo: "La pizza la quiere con anchoas o sin anchoas?", a lo que instintivamente contesté "Sin anchoas, por favor". "Muy bien, sígame", me dijo el buzo en un perfecto castellano con acento de l' Hospitalet. No se por qué lo hice, pero le seguí por las calles de Monzen-Nakacho hasta llegar al metro. Allí se detuvo, me pidió 20 yenes que al parecer le faltaban y a continuación compró un billete. Era el primer tren de la mañana, así que el andén estaba bastante desierto. El buzo y yo nos colocamos en frente del vagón sin aire acondicionado y esperamos pacientemente a que llegase el tren. "Así que vegetariano el nene...", me dijo mientras me miraba de reojillo a través de las gafas. Iba a decirle que también como jamón del bueno si la ocasión se presta, pero justo en ese momento se dedicó a soplar por el tubo para achicar agua y no me atreví a interrumpirle. Cuatro paradas más tarde nos bajábamos del vagón y salimos al exterior de la estación de Tsukijisho.

Ya empezaba a verse la luz del día, y en la calle había un gran movimiento de gente por todos lados. Al parecer a nadie le extrañaba que un buzo deambulase por allí a las cinco de la mañana, así que empecé a pensar que sería alguna atracción usual en Tokyo y me tranquilicé. Pero poco me duró, porque a los pocos metros de retomar nuestro camino me di cuenta de hacia donde íbamos y caí presa del pánico. Comprendí que toda aquella gente iba y venía hacia el mismo sitio: el corazón de las tinieblas. Y no iban solos. Cada uno de ellos llevaba bajo el chubasquero una de esas asquerosas criaturas de las que tanto me habían hablado y que últimamente me encontraba en todos sitios. El buzo me fue empujando hacia adelante con gritos de "Pero si no sabe a nada...",  y aunque yo no quería llegué hasta el criadero de las bestias. Allí sólo había japoneses ataviados con botas, chubasqueros y cuchillos largos como espadas que al parecer estaban velando por las criaturas. Estas eran grandes como una persona y negras como el betún, lo que contrastaba con las camas blancas y heladas en las que reposaban. Intenté huir, pero no pude evitar ver como las criaturas se iban descomponiendo en pequeños trozos y abandonaban sus camas, mezclándose con todo a su alrededor. Eran millones y aunque ya eran tan pequeños que no podía verlos notaba que estaban allí y que venían a por mi. Por fin, conseguí zafarme del buzo y salir corriendo. "Pero si tienen muchas proteínas... Te dejas lo mejor!!!" me gritaba mientras me alejaba. Corrí hasta llegar al metro, y una vez allí me aseguré de que no me seguían, cambié cuatro veces de tren por si acaso y finalmente llegué al apartamento.

Carol seguía durmiendo, pero yo estaba tan cansado que tuve que apartarle un brazo para poder abrir la nevera y conseguir algo de agua fresca. No se como lo hicieron, pero estaban esperando dentro del congelador. Creo que no nos va a quedar más remedio que huir de Tokio....

1 comentario:

Anónimo dijo...

increible ¡¡

estas cosas solo le pueden pasar a un freak XD.

seguro que el buzo era de microsoft y estaba dando bombo al BIOSHOCK xD.

saludos ¡¡