viernes, 26 de septiembre de 2008

Philip Blenkinsop: de Asia a Barcelona

Parte del equipo Asiasido en unos días estará camino de Tokio. La parte Alberto se quedará en Barcelona castigado, terminando los estudios que tiene a medias y la otra, es decir, yo, pasaré unos meses en Japón estudiando lengua y cultura japonesa y fotografiando todo lo que pueda. Mucho me temo que estos meses van a ser los últimos que me queden antes de pulirme los ahorros y tener que volver a la vida responsable.

A pocos días de marcharme a Tokio he recibido un correo que me ha hecho tirarme bastante de los pelos. En un post anterior hablamos del trabajo de un fotógrafo llamado Philip Blenkinsop, que había contactado con los Hmong escondidos en la selva de Laos y había realizado un reportaje impresionante sobre cómo el gobierno laosiano los estaba exterminando.

Recuerdo que la tarde que descubrí su trabajo estábamos en Pakse (Laos), lloviendo y sin poder salir hacia ningún lado. Aparecieron sus fotografías buscando información sobre los dayaks de Borneo y al verlas no pude despegar los ojos de la pantalla en toda la tarde. Menos mal que los precios de los cibercafés de Laos no eran los de Australia.

El motivo por el que me tiro de los pelos es que en el correo que recibí una amiga me avisaba de este taller que, desafortunadamente para mí, se celebrará en Barcelona del 3 al 7 de Noviembre:

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Me lo voy a perder y, pese a que es por estar en Japón, no puedo evitar que me dé una rabia tremenda. Conocer a alguien que conoce de primera mano la mayoría de conflictos étnicos en el sureste asiático habría sido una experiencia interesantísima. Me tendré que conformar con desahogarme escribiendo este post y llorar un poquito por dentro (ñiii ñiii).

Para los que quieran entender por qué me ha puesto mustia el correo, aquí pongo links al trabajo de Philip Blenkinsop:

Extreme Asia

Galería de Philip Blenkinsop en la agencia Noor

La Revolución del Azafrán

A un año de la Revolución del Azafrán, que sacó a la calle a miles de monjes y civiles birmanos para protestar por los abusos de la Junta Militar, el periódico El Mundo publica un especial en su edición online.

Lágrimas por la fallida Revolución del Azafrán

Foto: EFE/BMCFoto: EFE/BMC

miércoles, 17 de septiembre de 2008

Pan con tomate en las Perhentian

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Ahora mismo se cumple exactamente un trillón de años de nuestra visita al paraíso de las Perhentian y pese a que nos quedamos maravillados, y pese a mi "prodigiosa" memoria, no me hubiera acordado del aniversario si no fuera porque Carol me ha girado el cuello hacia su monitor para enseñarme el blog de Susan y Ruben. Además de disfrutar con las fotos, las historietas y los recuerdos, me he quedado alucinado, porque la buena de Karimah ha incluido en el menú las recetas de tortilla de patatas y gazpacho que le enseñé. Y encima Susan y Rubén le han enseñado a hacer pan con tomate, que a mi se me olvidó!

Fíjate, yo que siempre había querido tener un restaurante propio... y van y me ponen uno con nuestras recetas en Malasia, ni más ni menos. Muy cerca no me pilla, pero tarde o temprano tendré que ir para ver si se les pega la tortilla :)

Y muchas gracias a Susan y Ruben, que la tortilla sin pan con tomate no es lo mismo!

domingo, 14 de septiembre de 2008

Fotos de Japón

Aquí está el primer set de fotos. Algunas ya las hemos ido publicando a lo largo del viaje y otras no. Tranquilos, que no salimos en ninguna.



Si no te apareciesen sobre este texto también puedes verlas aquí: Fotos de Japón

viernes, 12 de septiembre de 2008

Las galletas de la suerte y la globalización.

Muchos descubrimos la comida asiática a través de las películas y series de los 80: La sufrida ama de casa llegaba a casa cansada después de una dura jornada de juicios, combates con alienígenas o persecuciones detectivescas y decía a la familia "Hoy toca comida china". De las bolsas de plástico que llevaba salían unos cuantos envases de cartón que a mi siempre me parecieron de palomitas, unos palillos, y hale, a zampar a trote cochinero. Ni platos, ni cuchillos, ni mesa, ni siquiera miraban lo que comían. Los niños peninsulares de entonces todavía teníamos que sentarnos a comer a la mesa (creo que los sillones no se habían inventado) y lo de elegir el menú era poco menos que impensable. Llegar al postre sin haber recibido un sopapo o que no te castigaran sin tele era el objetivo diario, así que cuando veíamos esos cartones con caracteres indescifrables que convertían a las familias americanas en el símbolo de la libertad y la anarquía no podíamos hacer otra cosa que babear y decir "Jo, yo quiero vivir en Boston, Massachussets".

Pero lo mejor venía al final. Cuando ya había siete u ocho cartones vacíos desparramados por la mesa llegaba el momento de abrir las "Galletas de la fortuna" y leer el mensaje profético. La familia se reunía alrededor de la mesa, el protagonista cogía la galletita, la hacía crujir y, chas, una pequeña nota asomaba por el borde. Para los guionistas era un chollo con posibilidades ilimitadas, y para los pobrecitos televidentes patrios una nueva demostración de lo atrasados que estábamos aquí, donde las únicas predicciones de futuro tenían que ver con el tiempo. Años después empezaron a llegar los restaurantes chinos, empezaron a desaparecer los gatos y poco a poco fuimos acercándonos al resto del mundo. Pero de las galletas de la suerte ni rastro. ¿Que ha fallado en el, por otra parte perfecto e imparable, fenómeno de la globalización? ¿Quien es el responsable de que no hayan llegado hasta aquí las galletitas de la suerte que nos prometieron? Para responder estas preguntas no queda más remedio que acudir a las fuentes, que en este caso se encuentran en China. Uno de los propósitos no declarados de la expedición "Asiasido" era averiguar todo lo posible sobre las galletas chinas de la suerte. Por desgracia nos quedamos a unos cuantos kilómetros de la respuesta, pero por suerte, alguien hizo el trabajo por nosotros. Aquí tenéis el vídeo que enseña todo lo que saben los chinos sobre las archifamosas galletas chinas de la suerte:


Efectivamente, los chinos no tienen ni idea de qué demonios son esas extrañas galletas. Y es que al parecer de chinas tienen más bien poco. Según cuentan en Internet lo más probable es que el origen sea japonés, basado en las galletas tradicionales que se venden en los templos del país. Son varios los japoneses afincados en California que reclaman la paternidad de las galletas de la suerte, que se remonta a finales del siglo XIX. De los restaurantes japoneses de Los Angeles y San Francisco pasaron a los restaurantes chinos, donde se hicieron famosos, y más tarde a Hollywood. Y de ahí al mundo. En 1964 se inició su producción en cadena (hasta entonces se hacían manualmente con palillos) y en la actualidad Wonton Food Inc, de Brooklyn, es el mayor fabricante de los EEUU.


Si, si, todo muy interesante, pero como los chinos que residen en mi barrio no han visto la tele de los 80 yo me quedo sin mis galletitas de la suerte y de nuevo con la sensación de que hay algo que no funciona en este mundo. Creo que el caso es una nueva demostración de la errática política gubernamental en materia de inmigración. ¿Por qué no preparan un poquito a los inmigrantes antes de dejarles venir aquí a confundirnos con sus realidades alternativas? ¿Tanto les cuesta adaptarse a las costumbres locales y satisfacer la imagen que tenemos de ellos? Primero desaparecen las galletas de la suerte, luego resulta que china no es tan amarilla como la pintan en los mapas, empezamos a dudar y al final toda nuestra cultura se derrumba. Evitémoslo. Yo ya he hecho un encargo online de mil galletitas a la Wonton Food, y lo mejor es que te deja personalizar el mensaje profético. Lo que me voy a ahorrar en llamadas a la bruja Lola!

miércoles, 10 de septiembre de 2008

USA, China... y luego los demás

Esta semana han ocurrido dos cosas que me han vuelto a hacer pensar en negativo. Una ha sido un reportaje sobre el Dalai Lama, en el mostraban unas imágenes del 2007 en que George W. Bush le entregaba un premio y luego hacía un discursito sobre lo bueno que era su santidad y todo lo que había hecho para lograr la paz en el mundo. Si no fuera porque pertenecían al año pasado habrían disputado seriamente a la de Nelson Mandela celebrando su 90 cumpleaños junto a Amy Winehouse el título de la más terrorífica del 2008.

Yo me pregunto qué piensa el Dalai Lama cuando se levanta ese día y sabe que va a tener que abrazarse con un tío como Bush, un fanático ignorante que salió de su pueblo para hacer del mundo un sitio cada vez peor. Y sobre todo sabiendo que este individuo en realidad a quien coloca una medalla es a sí mismo. Como si los derechos de los tibetanos, los birmanos o los propios chinos le quitasen el sueño. Yo no creo ni que sepa diferenciarlos ni dónde están cada cual. No digo que los nombres no le suenen, que eso es posible que sí.

Aparte de todas las contradicciones evidentes de este encuentro, tiene gracia que la reciba de un presidente que se unió al partido republicano justo cuando éste decidía quitarle al Dalai Lama la pensión de 15.000 $ que la CIA le venía proporcionando cada mes desde que se exilió.

Es imposible hablar de ningún país asiático donde la CIA no haya metido el hocico, y claro, el Tibet no iba a ser una excepción. Con el Dalai Lama como cabeza de la rebelión, proclamando la no violencia a los cuatro vientos, pero organizando las guerrillas contra China con dinero de la CIA, es difícil situarse. Un hombre de paz suele ser acierto seguro, y más si va de rojo, que queda muy bien en las fotos. Pero claro, este hombre luego llega y se hace arrumacos con George W. Bush y le hace dudar a una.

Por otro lado está la China, que aunque vieja es bastante reciente, que ha vivido en un régimen feudal hasta hace casi cuatro días, e invasiones, guerras civiles y revoluciones aún menos que eso. Que los derechos humanos le interesan bien poco en terreno ajeno y en el propio. Y que crece y crece a base de explotar a parte de su población y a la de los países dentro del radio de influencia de su economía. Los chinos, que como Escarlata, juraron que no volverían a pasar hambre y se van a llevar por delante todo lo que haga falta para lograrlo. Eso son mil trescientos millones poniéndole empeño.

En medio de este sandwich siempre hay alguno: camboyanos, tibetanos, birmanos, laosianos...y eso sin cambiar de continente, que si me paso a África también sacaríamos unos cuantos. Unas veces toca pan China-USA, otras URSS-China, muchas USA-URSS y cuando no, un batiburrillo de todas. Los tibetanos tienen a Richard Gere y a los Beastie Boys y los camboyanos a la Jolie. De momento, porque como las modas de Hollywood van a velocidad de vértigo, a saber cuánto dura esta..

En el caso del Dalai Lama, se me ocurre que como en los próximos años China se haga superamiga de los USA, igual van a su casa a pedirle la medalla. Total, si los USA y China se ajuntan, ya no hace falta chinchar con el rollo del Tibet. Los monjes tibetanos que queden para entonces serán declarados organización terrorista, dando vía libre a China para tomar las represalias que quiera.

No es que yo le eche imaginación, es que la historia tiende a repetirse. El año pasado, el general hmong Vang Pao, que durante años recibió apoyo del gobierno americano a través de la CIA para derrocar al gobierno laosiano, fue detenido acusado de intentar hacer precisamente eso. Es que ahora el gobierno comunista de Laos es amigo, y desde que en 1997 se enterase del complot de la CIA y Hmong ha declarado a estos últimos organización terrorista. Como a los USA el comunismo vietnamita ya le importa un pimiento y sus objetivos están lejos de allí, ha dejado a los hmong como presiento dejará a los tibetanos dentro de unos años.

Roger Arnold
Roger Arnold : Former CIA secret army

La historia de la detención de Vang Pao es de película, con un agente de la Oficina de Alcohol, Tabaco, Armas de Fuego y Explosivos por medio y todo. El autor del blog En este mundo lo resume muy bien:

"El agente, haciéndose pasar por un veterano de Vietnam traficante de armas, ofreció a Vang Pao, Harrison Jack, un auténtico veterano de Vietnam, y otros exiliados hmong armamento y explosivos para atacar al gobierno de Laos. Durante semanas el agente estuvo tentándoles con la idea de iniciar una insurrección armada en Laos. Los potenciales insurgentes mantuvieron varias reuniones para hablar de una serie de ataques en Laos y recibieron varias ofertas de venta de armas del agente federal encubierto, pero en realidad carecían del dinero para comprar las armas y de la capacidad operativa para lanzar los ataques. Cuando los potenciales guerrilleros expresaron sus dudas sobre la viabilidad de la misión, el agente federal insinuó que tenía contactos en la CIA y que ésta estaba dispuesta a apoyar su misión. Usando como pruebas las conversaciones entre Vang Pao y Harrison Jack y otros exiliados hmong, estos han sido acusados de conspiración terrorista en un tercer país y de estar embarcados en un complot para derrocar al Gobierno de Laos. "

Lo que no atino es a predecir si el Dalai Lama acabará arrestado también o se adelantará a la CIA y en un movimiento inesperado nos sorprenderá escapándose al Brasil antes de que lo cojan, en plan Dioni. Mucho me temo que no va a ser ni lo uno ni lo otro, que se irá dejando que la historia lo juzgue como quiera. A mí desde luego me va a dejar intentado cuadrar el abrazo a Bush con el discurso por la no violencia.

Y hablando de los Hmong, llego a la segunda cosa que me ha tenido pensando. El otro día me fijé que la empresa Inditex utiliza en su colección de otoño de este año un montón de diseños hmong, especialmente en Zara. De hecho venden un bolso por 49 € con el mismo diseño de uno que yo compré. El mío diez veces más barato, claro. Leo que Inditex se ha unido a la Ethical Trading Initiative (ETI), una organización que persigue la mejora de las condiciones de vida de los trabajadores de las empresas proveedoras. ¿También habrán pagado a la comunidad hmong por utilizar sus diseños o sólo hay que pagar cuando el que los hace es Louis Vuitton?

lunes, 8 de septiembre de 2008

¿Cambio climático? Naaah...

singapur 

Este post, como tantos otros, va de un tema sobre el que no tengo ni idea, el medioambiente. No tenía ni idea cuando salimos de casa y sigo sin tener ni idea ahora, aunque de lo que si que me he convencido es de que, como ya han dicho muchos otros antes, habría que actualizarle el nombre a cuartoambiente o décimoambiente, que es lo que realmente queda de él. Cuando digo que no tengo ni idea del tema es cierto, lo único que sé es que para proteger la naturaleza tengo que tirar la basura en tres bolsas distintas, ir a menos de 80 km/h en las autopistas que rodean Barcelona y sobretodo no usar laca, y que lo sepa tampoco quiere decir que lo haga. Menos lo de la laca, que así me luce el pelo.

Mientras estábamos fuera hemos leído sobre inundaciones en Birmania, sequía en España, multiplicación del precio del arroz, y en prácticamente todos los sitios por donde hemos pasado nos han dicho cosas como "hasta hace cinco años el monzón siempre llegaba en las mismas fechas, pero ahora es imposible de prever" , "este es el año más caluroso de los últimos cien", "este es el año más frío de los últimos cien" y similares. Si lo del cambio climático es un bulo, lo han propagado muy bien, porque hasta en los pueblos más recónditos de Laos tienen la sensación de que el tiempo se ha vuelto loco. Según el periódico y el día las causas pueden ser la contaminación, los aviones a reacción, los pedos de las vacas o la tala masiva de la selva amazónica. Cuando estás en casa da la sensación de que hubiera "algo" que no funciona bien, que se ha desmadrado en la vida moderna. Después de un año dando vueltas por ahí y de ver como funcionan países a los que llevamos cien años de ventaja y otros que nos llevan cincuenta, la sensación cambia. Algunas de las cosas que se me han quedado grabadas:

- Se dice que el Outback australiano, una de las zonas más áridas y extensas del planeta, debe su fisonomía a las prácticas de los aborígenes. Desde hace decenas de miles de años la supervivencia de las tribus del interior de Australia, cazadoras/recolectoras, se basa en la quema controlada de grandes extensiones de terreno. Con el fuego los escasos animales salen de sus madrigueras y son exterminados por los cazadores. Como ventaja adicional se promueve la regeneración del spinifex, el matojo semejante a un puercoespín que domina el Outback. Al parecer el spinifex joven no pincha, por lo que es mucho más fácil andar por allí con los pies descalzos. (No me lo invento, nos lo explicaron en un centro de conservación del Outback). Paradójicamente las quemas controladas son básicas ahora para conservar el medio-ambiente del Outback y es el propio gobierno el que las promueve.

- Nueva Zelanda, el país más bonito en el que hemos estado nunca, es como una especie de paraíso natural en el que el verde lo domina todo y las ciudades son casi anecdóticas. Es difícil de creer que sea así gracias (o pese) a las múltiples barbaridades que le han hecho a la isla. Para empezar, entre los maorís y los colonizadores se cargaron el 80% de los bosques que cubrían la totalidad de las dos islas. El motivo: dejar terreno para que pastaran las ovejas, para cultivar y para explotar la madera. Luego importaron depredadores como gatos, perros y roedores, que acabaron con muchas de las especies autóctonas, indefensas en un ambiente en el que jamás había habido depredadores. Mientras estuvimos por allí la plaga del momento eran los posums, unos marsupiales a medio camino entre los gatos y los visones que arrasan con la vegetación y dejan sin alimento a las especies autóctonas.

- En Malasia aún quedan rastros de la selva pluvial más antigua del mundo, pero el ritmo de deforestación es tan elevado que le quedan pocos años. Desde el avión todo se sigue viendo verde, pero ahora en lugar de selva virgen se trata de plantaciones de palmeras. Alguno de sus ministros de medio ambiente dijo en un periódico que entre que su población tenga trabajo y que cuatro científicos pudieran estudiar orangutanes en su medio natural, él optaba por lo primero. Otro dijo, en una convención internacional sobre medioambiente, que si no se hacían más campos de golf era imposible que mejorara su nivel de juego, y que para poder hacer campos había que talar selva. Según dicen, el 80% de la selva que cubría la mayor parte de Malasia y Borneo ya ha sido sustituida por plantaciones. Por otra parte, en las paradisíacas islas Perhentian volaron un arrecife de coral para poder hacer cemento con el que edificar el embarcadero. A primera vista parece una burrada, pero hay un razonamiento lógico detrás: las islas tienen un coral magnífico que atrae a los turistas.  Los turistas demandan servicios que dejan dinero en la isla. Como cada vez vienen más hay que ampliar el puerto y poner uno bien moderno, de cemento. ¿Pero de donde sacamos cemento barato en la isla? Pues del coral, que no vale para otra cosa. No se de quien sería la brillante idea, pero el único edificio de cemento en las islas, aparte del embarcadero, es la comisaría de policía.

- En el norte de Laos la agricultura de quema y barbecho se carga kilómetros y kilómetros de selva cada año. Las tribus de las montañas, muchas de ellas emigradas desde China tras la revolución, son cada vez más numerosas, y para mantener su agricultura de subsistencia cambian la fisonomía del terreno en el que se han instalado. En el sur, en el Mekong, prefieren pescar con dinamita, lo que al parecer no acaba de sentar bien a los escasos delfines irrawaddi que todavía quedan por allí.

Lo peor es que todas estas cosas nosotros, los occidentales, ya las hemos hecho hace tiempo y casi no nos acordamos de ellas. Tampoco solemos acordarnos de que a la vez que ponemos el grito en el cielo exigimos biocombustibles que sustituyan a la gasolina, madera y muebles baratos, y, los turistas concretamente, comida y alojamiento casi gratis en el sudeste asiático. Eso sí, como no usamos laca para el pelo y tiramos nuestros trillones de kilos de basura en contenedores separados estamos libres de culpa. Yo para aliviarme voy a hacer caso de lo que dice la ONU y voy a dejar de comer carne por lo menos una vez a la semana.

sábado, 6 de septiembre de 2008

Living japanese style

519XEVA73WL._SL500_AA240_ Desde que salimos de Japón tenía un post pendiente que, aunque un poco tonto, me apetecía publicar. Estando en Tokio, descubrí unos libros de bolsillo que han acabado en mi Top 10 de compras del viaje. Tratan de diversos temas de la cultura japonesa de forma amena e ilustrada. Sólo por los dibujos ya merecería la pena comprarlos, pero es que además son muy interesantes. Tienen títulos como el del post o "A look into Tokyo", "Salaryman in Japan" o "Japanese family & culture".

Yo los encontré por casualidad en una librería en Roppongi de la cadena Tsutaya y, como en un mes tuve tiempo de volver varias veces, poco a poco me fui haciendo con casi toda la colección. He visto que Amazon también los vende. Para alguien que piense viajar a Japón son una estupenda fuente de información. Cada uno cuesta 930 yenes (unos 5 euros y medio).

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Os dejo algunos ejemplos de cosas que cuentan:

  • A muchos japoneses recién casados les gusta vestir igual en su viaje de novios. Esto lo pudimos comprobar más tarde en Australia. No sólo salían a pasear coordinados, es que el conjunto en muchos casos era una camiseta con la bandera de Australia y unos pantalones a juego.
  • Que hay muchos japoneses con el cogote plano por la costumbre japonesa de acostar mucho a los bebés tumbados boca arriba.
  • Que los niños japoneses también juegan a la rayuela y a piedra, papel o tijera.
  • Los japoneses budistas son muy supersticiosos y creen que cortarse las uñas después de medianoche da mala suerte. Como en los Gremlins.
  • Cuando vas a coger un taxi, nunca abras la puerta. El coche tiene un sistema de apertura automático y el conductor te pondrá mala cara si no esperas a que se abra por sí sola. Nunca te pongas al lado derecho porque esa puerta no se abre.
  • Muchas tiendas colocan a sus dependientes en dos filas a ambos lados de la puerta cada día antes de abrir. Los primeros clientes son saludados con profundas reverencias para atraer la buena suerte al negocio. Comprobado también, con bastante asombro por mi parte.
  • Las calles japonesas no suelen tener nombre, así que lo mejor es preguntar en un koban (estación de policía) o al frutero de turno.
  • Los terremotos, según las leyendas japonesas, están originados por un pez gato gigante agitando su cola por debajo de la tierra.
  • En muchas ciudades hay unos estanques artificiales llamados tsuribori que son utilizados para pescar por los japoneses que no tienen tiempo de ir a pescar fuera. Allí te prestan la caña y el cebo y te sientas a ver los peces picar. Cuando lo hacen en muchos tsuribori te hacen devolverlo, pero a cambio te dan un premio.
  • El número cuatro es el número de la mala suerte, por su parecido con la palabra muerte. En los hospitales no existe la habitación con ese número.

Y no sigo que me va a salir el post por un ojo de la cara.