domingo, 17 de febrero de 2008

Chingay 2008: Parade of dreams

La razón principal por la que nos hemos quedado más días de lo planeado en Singapur es la programación del que dicen ser el desfile más grande de Asia para ayer y antes de ayer. Chingay, así se llama, es una mezcla de celebración del año nuevo chino y carnaval. En él participan grupos locales e invitados de otros países. Este año yo he visto de Irlanda, Japón, Filipinas, Malasia e India. Seguro que me he saltado alguno, pero como aquí hay gente de todos lados es difícil diferenciar un baile o un traje local de uno de fuera.

El desfile se celebra en dos días. El primero es un ensayo general y el segundo el día grande. A lo largo del recorrido colocan vallas y en 2 o 3 puntos donde las comparsas se paran a bailar, asientos de pago. Nosotros no habíamos hecho intención de sacar entradas para las zonas donde actuaban, pero aunque lo hubiéramos intentado estaban agotadas desde hacía semanas. Sin entradas y con las cámaras al cuello nos plantamos en lo que el mapa oficial calificaba como "zona de agrupamiento". Allí pudimos hacer fotos de la preparación de los maquillajes y las carrozas sin que nadie nos dijera nada. Alberto y yo nos fuimos cada uno por un lado, pero con la adrenalina del momento se nos olvidó concretar un lugar de encuentro. A medida que se aproximaba la hora de comienzo del desfile yo me iba mosqueando porque me encontraba enfrente del escenario y todo lo que veía alrededor mío era gente con acreditación y guardas de seguridad. Como lo peor que podía hacer era poner cara de estar donde no debiera, seguí haciendo fotos como si nada. Estaba tan concentrada en las fotos que no me di cuenta de que me acercaba demasiado a la barrera de policía y me pillaron y me echaron fuera. Qué rabia me dio. Di unas cuantas vueltas y vi un sitio donde parecía que había más caos, y me volví a meter. Ufff.
De pronto alguien vino y dijo "a ver, la prensa para allá", y yo pensé "ahora me pillan otra vez", pero puse la mejor cara de profesional que se me ocurrió y me fui para donde indicaban. Allí cogí mi sitio en primera fila a base de unos pocos codazos y cinco minutos después ya tenía a los presentadores a menos de 3 metros de distancia. Cuando ya parecía que tenía mi puesto asegurado allí, de la nada apareció alguien de organización y me pidió el pase de prensa. Le dije que no tenía, "¿y cómo has entrado aquí?"...."ermm...andando?", "bueno, pero tendrás ticket"...y cuando le dije que no tenía me largó para fuera. De camino a la puerta, y sin posibilidad de volver atrás, le pregunté a otra chica si podía conseguir un ticket de alguna manera. Me acompañó a otro lado y alguien le dijo que no. Desde donde me dejó me fui a una salida donde vi que ponían sellos en la mano a los que salían. Me encontré con Alberto, que andaba haciendo fotos por allí pero había tenido peor suerte y lo habían echado al principio, y diez minutos después ya estaba dentro y había recuperado mi posición.
Como era día de ensayo la cosa iba un poco lenta y acabé charlando con el que tenía al lado, un hombre chino llamado Thien. Como lo de la fotografía es como el fútbol, que cuando te encuentras un aficionado siempre hay tema de conversación para rato, fuimos rellenando los tiempos muertos hablando de cámaras y lentes.
Cuando el desfile llevaba unos 20 minutos dijeron algo por megafonía en mandarín que fue seguido de un gran alboroto. Resultó ser el anuncio de la presencia del primer ministro de Singapur, Lee Hsien Loong (el que lleva camisa a cuadros rojos y blancos). Estaba invitado para hacer los honores en una tradición china de año nuevo que consiste en lanzar al aire con palillos una pila de verduras que, en este caso, estaba colocada sobre el escenario. Suerte del hombre que tenía sentado al lado, que me fue explicando, que si no no me hubiera enterado de nada.
El desfile se paró y el primer ministro subió al escenario. Alguien de organización vino y dijo "los de prensa ya os podéis acercar". Yo, ya que estaba allí, me di por aludida y salí corriendo hacia el escenario. Me hice un hueco entre flashes y codos y logré un par de fotos. Luego otra vez tuve que correr de vuelta para que no me quitasen el sitio. Los fotógrafos ya se lo sabían y cargaban los equipos a toda leche.
El resto del desfile lo pude ver sin problemas. Que no me echaran y bueno, que en primer lugar me pudiera colar, fue un golpe de suerte tremendo. Dudo que me vea en otra parecida en lo que queda de viaje.
Ayer, para el día grande, ya se habían puesto serios y no dejaban pasar ni el aire. Había un tramo en el recorrido que no era de pago en el que las carrozas se paraban y habían colocado iluminación, pero estaba hasta arriba de gente que llevaba media tarde esperando. Al mirar a un lado vi un huequecillo junto a un grupo de chinos de unos 40-50 años armados con unas cámaras carísimas y unos teleobjetivos larguísimos y me fui hacia ellos a ver si me hacían sitio. Cuando vieron que iba sola y con cámara me dejaron el mejor hueco, me dieron de merendar, consejos sobre lentes y todos los regalos que iban cayendo en la zona (pulseras, caramelos, globos...). Detrás mío hubo otro chino que intentó colarse entre ellos y montaron una buena. Se pusieron a discutir todos en mandarín y llamaron a un policía para que dirimiera, que al final acabó convenciendo al intruso para que se marchase. Luego me decían "mira mira cómo lo hemos echado". Yo me partía. Pasé una tarde muy divertida y al final intercambiamos emails para enviarnos las fotos que nos habíamos hecho. También vimos el desfile e hicimos fotos, pero como el sitio no era tan bueno como el del día anterior la mayoría del tiempo me lo pasé mirándolo y comiendo bollitos chinos.
Anoche estuve hasta las tantas montando las fotos para poder ponerlas hoy mismo. Es que son tan espectaculares las luces, las carrozas y los trajes que hacer fotos bonitas es muy fácil. Además las chicas y chicos que participan son muy guapos y salen de maravilla.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Nada como ser chica y tener ojos claros. Si es que los tíos somos todos iguales, aún naciendo en las antípodas.
Por cierto, parte de esa jeta no la ensayarías en Vitoria cierta noche, viendo a un tal Mateo el Dulce?. No es que el lo mereciera, pero seguro que aprendiste mucho de poner cara de "yo soy del staff".
El reportaje espectacular, incluso creo que cuando volvais hasta merecerá la pena la típica sesión de "ponemos las fotos del viaje", o, si no apetece "estos señores se tendrán que ir ya"

Anónimo dijo...

Muy bien Carol, que se note esa educación Vallekana que te hemos dado. :) Oye por cierto no estaris usando el Photoshop para dar un poco más de color a las fotos, verdad?

Carol dijo...

calycanto,
no veas como me estoy espabilando desde lo de Matthew Sweet. Si me pilla al volver del viaje le saco una guitarra y todo :)

jano,
Calla calla, que me traigo unas peleas tremendas con el ps. No se si me ayuda mas que incordia. Pero los colores son mas o menos los que hay eh. Yo nunca subo la saturacion, palabrita de niños Jesus (Alberto dice que él sí)