sábado, 9 de febrero de 2008

Singapur para Turistas

Uno de los entretenimientos que tenemos durante el viaje es intentar desentrañar la realidad de los sitios por los que pasamos con una sola frase. Así, de un plumazo, reducimos la vida de millones de personas a las que no conocemos en absoluto y transformamos infinidad de datos borrosos y opiniones subjetivas en una única y enorme generalización, normalmente más falsa que un duro de cuatro pesetas. La que le ha tocado en suerte a Singapur, que esperamos poder usar pronto en salones de té, tertulias radiofónicas o en el Parlament, si es que nos invitan de una vez, es "Singapur es una ciudad de anti-materia".

Según el doctor Reed Richards, eminente astrofísico y miembro fundador de Los Cuatro Fantásticos, la antimateria no es más que el reverso de la materia. Para cada neutrón existe un antineutrón, y para cada electrón un antielectrón, de forma que el universo tiene una replica exacta e invertida en algún sitio. Para que se entienda, la matería sería a Rouco Varela como la antimateria a Paco Clavel. Y tal y como demostró el doctor Richards en sus viajes por los mundos de antimateria, estos son réflejos tan perfectos de los originales que aunque sean totalmente opuestos son externamente iguales. Con Singapur pasa algo parecido. Es una isla minúscula sin ningún tipo de recurso natural que fue abandonada a su suerte por los británicos después de que los japoneses la arrasaran en la segunda guerra mundial. Desde hace unos cincuenta años está en manos de una élite de cultura china que no tolera la más mínima crítica y que límita constantemente la libertad de expresión y los derechos de sus ciudadanos. La economía del país está totalmente dirigida e intervenida por dichos gobernantes, al igual que muchísimos otros aspectos de la sociedad. Pese a ser una isla diminuta, su población tiene orígenes, lenguas, culturas y religiones muy diversas, lo que sin duda conlleva tensiones raciales. Tiene mala pinta, ¿verdad? Lo mismo debieron pensar los malayos cuando le impidieron formar parte de su recién creado estado allá por los 60.

Si la ciudad estado de Singapur estuviera formada de matería normal, debería ser poco más que una cloaca. Según todas las teorías económicas y sociales dominantes, Singapur debería ser incapaz de competir en el mundo capitalista y democrático, y sus ciudadanos deberían matarse unos a otros para decidir si el idioma oficial es el chino o el malayo y si se puede llevar o no velo en las escuelas. Pero por algún motivo que no acabamos de entender, la situación es justamente la contraria. El nivel de vida es magnífico, el poder adquisitivo muy alto y las tensiones raciales prácticamente inexistentes. Y el idioma "oficial" no es el chino ni el malayo, sino el inglés. Los ciudadanos tampoco parecen especialmente oprimidos, ni las distintas culturas y religiones "condenadas a vencer o desaparecer", sino más bien condenadas a convivir y prosperar junto con la economía. El secreto del éxito de Singapur no lo entendemos, pero parece que tiene bastante que ver con el buen ojo de sus, por otra parte, poco democráticos dirigentes y por la estratégica posición geográfica. Además de tener el mejor aeropuerto de Asia y el puerto más importante del mundo (junto con el de Rotterdam) también es el tercer mayor refinador de petróleo, justo por detrás de Rotterdam y Texas. Como con el auge de China parece que se les acaba el chollo ahora están apostando por el turismo, la investigación y las tecnologías como nuevas vías de desarrollo. Y como Carol me dice desde la litera de arriba que soy un pelma, paso directamente a explicaros como nos afecta todo esto a nosotros, que estamos aquí sólo de paso.

Desde nuestro punto de vista Singapur está siendo una sorpresa muy agradable, no tanto por el buen nivel de vida de sus ciudadanos, que a nosotros nos la repampinfla, como por lo que nos ofrece a nosotros, los Turistas. Hago un inciso para comentaros que la Federación Internacional de NSTSVs ("No Somos Turistas, Somos Viajeros") ha vuelto a denegarnos el carnet, supuestamente por culpa de nuestras frecuentes visitas al Starbucks, así que como represalia, y hasta que rectifiquen, vamos a utilizar "Turista" con T mayúscula y "viajero" con v minúscula o incluso b si la cosa pasa a mayores. Sigo. Pues eso, que además del año nuevo chino, aquí hay otras cosas para ver y disfrutar, como la gastronomía y el increíblemente espectacular zoo que tienen, con mucha diferencia el mejor que hemos visto nunca. Os hablaremos de ambos en próximos posts, que en este ya no da tiempo. El tema es que cuando decidimos pasar diez días aquí lo hicimos pensando en hacer tiempo para ver las celebraciones del año nuevo chino, pero al final se nos ha llenado la agenda y no vamos a dar abasto. Hoy, por ejemplo, hemos estado visitando la isla de Sentosa, que es una especie de cruce entre Marina D'Or y Port Aventura. El objetivo principal era ir a la playa, pero no para ponernos morenos, sino para usar las duchas. El tema es que no nos atrevemos a entrar en las del hotel porque la masa de pelos que se ve desde fuera parece bastante peligrosa. Creemos que "Agus", como le hemos bautizado, se pasea por los pasillos cada noche en busca de nuevos pelos con los que crecer, y sospechamos que ha podido absorber al chaval que supuestamente lleva todo el hotel, porque no lo vemos desde que hicimos el check-in, y eso que aún no le hemos pagado. Al final hemos ido a la playa, pero no nos hemos duchado porque se nos ha hecho de noche sin darnos casi cuenta. Lo de la isla de Sentosa es difícil de describir por excesivamente surrealista. Tiene unas playas de arenas blancas (importadas) y cocoteros (importados) de postal, y si no fuera porque por encima de las rocas de cartón piedra se ven petroleros a mansalva y chimeneas humeantes te podrías imaginar que estás en la Bondi Beach. A la que, por cierto, han copiado los vigilantes mindundis, que en este caso se limitan a hacer sonar el pito cuando ven a un indio bañarse con tejanos, algo muy mal visto por estos lares. Pero la isla es mucho más que playas. De hecho, está tan densamente poblada de cosas que la playa no la ves hasta que no te mojas. Atracciones, conjuntos florales, bares, fuentes, tenderetes, esculturas, museos, trapecios, pérgolas, teleféricos... Todo en un par de kilómetros cuadrados. Y no se nos ha ocurrido otra cosa que ir en Sábado, a hacer compañía a los dos o tres millones de singapureños que se escapan hasta aquí cada fin de semana. Por suerte, la playa estaba inexplicablemente tranquila, y hemos podido tumbarnos alegremente a la sombra del cartel de "Prohibido TODO". Porque aquí todo está prohibido. Desde comer chicle, hasta cruzar la calle si no hay semáforo o incluso transportar durian(una fruta que huele a cloaca) en el metro. Pero nos da la sensación de que los singapureños no hacen mucho caso, porque hacen lo que les da la gana al más puro estilo chino. Entre las prohibiciones que hemos visto en Sentosa, la que más nos ha gustado es la de "Prohibido acampar", en parte porque nos recordaba los días de caravana, y en parte porque no había ni un centímetro libre en el que se pudiera acampar, ni objetivo alguno para hacerlo.

Hemos pasado casi toda la tarde en la playa leyendo una guía de Malasia y sesteando. Diría que durmiendo a pierna suelta, pero la maldición india, que nos persigue desde Sydney, hoy se ha materializado en una pandilla de señores con bigote, tejanos, y piel oscurísima que se ha reunido en el cocotero de al lado a hacer sonar sus móviles con sítares y similares. Para que os hagais una idea, lo que sonaba era esto. Yo creo que se han puesto justamente ahí porque Carol era la única que iba en bikini de toda la playa, pero eso ya son presunciones mías. La cuestión es que nos han despertado, y como ya se ponía el sol hemos empezado a desfilar. En el camino desde la playa hasta el teleférico que nos devolvía a Singapur hemos visto al menos doce tiendas de campaña con sus familias dentro, pero la capacidad de sorpresa ya no daba para más.

Mañana nos vamos al hotel de los gatos. Ahora a dormir, si es que los aullidos de Agus nos lo permiten.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Hola chicos, hacía unos días que no os leia, pero ya me he puesto al día, bueno eso hasta llegar la introducción a la diversidad sociocultural de Singapur a manos de R.Richards ;)
Ánimo y seguid así :)