Una de las cosas que me gustan de Japón es que por las mañanas puedo ir a una cafetería, sentarme a estudiar y que nadie me moleste. No se me sienta al lado el que habla alto por el móvil para que todos oigamos lo importante que es su trabajo ni la que le cuenta a la amiga su fin de semana a voz en grito. Aquí como mucho te toca el que estornuda avergonzado del sonido que produce, la que habla bajito por el móvil o los amigos que hablan para ser escuchados sólo por ellos mismos. Para mí, que tengo el oído asquerosamente fino, esto es un paraíso.
Las cafeterías en las que suelo tomar café también son frecuentadas por estudiantes japoneses, por oficinistas, parejas o grupos de amigos. Aunque sea hora punta y estén hasta la bandera, casi todo el mundo es consciente de que para vivir con comodidad en una ciudad es imprescindible no molestar al de al lado. En Tokio esa manera de pensar se manifiesta en muchos gestos a lo largo del día.
También me gusta ver como Tokio está lleno de gadgets que en España aún no se utilizan y que sirven para hacerle la vida un poco más fácil a uno. Ya hablamos de los wateres con chorritos. También en los lavabos hay papeleras y grifos que sin tocarlos se ponen a funcionar y sillas en los cubículos para que las madres dejen a los bebés mientras hacen pis (aquí muchas mujeres llevan a los bebés colgados con arnés, en lugar de cochecito, y claro, a la hora de ir al baño es un problema).
Me gusta que me den una bolsa para meter el paraguas mojado al entrar al centro comercial los días de lluvia. Y que el dependiente del super de al lado de mi casa me dé las gracias en inglés pese a tener tropecientos años y no mirarme a los ojos al decirlo.
En el caso del super, estoy segura de que el hombre ha hecho ese esfuerzo muy a propósito pero ni siquiera me ha mirado. Aquí prima la sutileza y el hecho de que un señor en un super de barrio te hable en inglés es un detalle que es fácil pasar por alto, y más si mira al suelo mientras lo dice. La comunicación en japonés es increíblemente vaga e indirecta y requiere su tiempo aprender a darse cuenta de pequeños detalles como ese. Yo no tengo ninguna duda de que meto la pata a diario por no captarlos.
Hablando de abuelillos japoneses, el otro día cuando estaba a punto de salir por la puerta de casa, llamaron al timbre. Al abrir dos viejecitas extremadamente chiquititas me miraban con cara de sorpresa desde el otro lado. Parecían sacadas de una película del estudio Ghibli, tan diminutas y tan pegadas la una a la otra. Me saludaron sonrientes y me preguntaron si hablaba algo de japonés. Al decirles que un poquito, sacaron un folleto estilo testigos de Jehová, con sus puestas de sol y sus niños. Me preguntaron si podía leerlo y les dije que no (igual si me daban tres años y un diccionario, se lo leía), y ellas, hay alguien en la casa que lo pueda leer? y yo, pues es que somos todos guiris estudiantes. Y disculpándose ,entre sonrisas, retrocedieron unos pasitos con mucho sigilo y desaparecieron calle abajo. Menos mal que me quedé con el papel en la mano, sino habría pensado que eran una aparición.
Os dejo una actuación que me encontré el otro día en el Sunshine City, un centro comercial cerca de Ikebukuro. Anda que no va sobrado el tío.
10 comentarios:
Jo que post mas chulo... se merece un video gatuno de recompensa :)
A ver si es verdad, anónimo marujil!
Y qué post no es chulo? a mí me tienes impresionada, y cuánta documentación adjunta! jajaja, no sé cómo consigues los videos, pero es una gozada leer tu blog.
Espero que sigas mucho tiempo por allí! :)
Bea, vas a venir tú a casa a pasar la aspiradora?
http://www.lavanguardia.es/lv24h/20081105/53574366014.html
Si, si, muy silenciosos y lo que tu quieras pero no tienen tortilla de patatas. Además aquí también hay sutilezas de esas de las que hablas. Solo hay que pasar por delante de una obra.
¡Enhorabuena!
Os sigo siguiendo la pista, compañeros.
Seguid contando experiencias de la lejanía.
Y también mantened el blog estéticametne tan cuidado como lo estáis haciendo.
Un saludo desde la horrible vida rutinaria,
Naranja.
uf, qué casualidad, a la aspiradora la tengo una maniaaaa...Eso sí, me ofrezco a entretener a Tarik si quieres, creo que con Lolita se lo pasaría genial :D
Lo de asociar mi vuelta a pasar la aspiradora como que no, eh marujito. A mí tampoco me gusta :(
Lo de conocer a Lolita y hacerla amiga de parque del Tarikito ya me motiva muuucho más.
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