La semana que acaba de terminar ha sido ajetreadilla y no me ha dado tiempo ni de subir un post. El martes y miércoles pasado hice los exámenes finales y el viernes fui por última vez a la escuela a asistir a la ceremonia de clausura del curso.
Con todo el lío me he dejado algunas cosas en el tintero que quería contar antes de los últimos días de clase. Una de ellas es la clase de cerámica, que tuvimos justo el día que venía Alberto. Como ya expliqué en otro post nos dejaron hacer un bol/plato/vaso pero sin asa. En total dos objetos por persona. En la escuela donde nos llevaron a hacer la clase tenían unas tazas de té bien bonitas, a la japonesa, altas y sin asa. Yo me propuse hacer una y en el primer intento, aún no sé cómo, acabé haciendo un plato (en la foto). En el segundo, creyendo haber intuido el fallo del primero y el truco para que la taza saliera como dios manda, acabé haciendo una salsera. No hubo manera. A ver si lo del asa iba a ser peligroso después de todo.
Ahora mismo plato y salsera esperan pacientemente sobre mi escritorio a que llegue el jueves, que es el día en el que se pueden sacar estas cosas a la calle para que las recoja el camión de la basura. Si tuviera 30 años menos se los regalaría a mi casera, pero a mi edad como detalle queda un poco rancio. Mamá, ya sé que a ti te haría ilusión, pero es que, aparte de ser un horror, el plato tiene 4 dedos de grosor en su lado más fino y pesa un quintal.
Aparte de botijos también he hecho algunas salidas con los de clase. He comido por primera vez en un restaurante coreano. Fuimos cuatro de clase, guiadas por Nam, coreana del mismo Seúl. Nos pusimos las botas y yo además aprendí que las coreanas se distinguende las japonesas por la anchura de las caderas. Hay japoneses que dice que saben distinguir a un japonés de un coreano por el aspecto, otros dicen que no y Nam dice que a las chicas por las caderas (las coreanas tienen y las japonesas no). Vamos, que si no lo tienen claro ni ellos, yo menos.
Hablando con mis compañeros de clase a menudo sale la comparación de Japón con nuestros países de origen. Yo siempre opino que los japoneses son más amables y más respetuosos. Daria, la ukraniana, que lleva aquí cuatro años y está casada con un japonés, es de la opinión contraria, y siempre que digo algo así se ofende muchísimo. Y entre ella y yo hay una gama de grises con las opiniones del resto.
Lo cierto es que aunque yo en la comparativa siempre pongo a los japoneses como ganadores, también pienso que no es oro todo lo que reluce. En estos meses he podido comprobar que, por supuesto siempre en general, los japoneses está escondidos detrás de un muro de amabilidad que es difícil traspasar. Así como los españoles, cuando pasa un tiempo en la relación con una persona, aparece una cierta calidez, en los japoneses da la sensación de que a ese paso cuesta mucho llegar y te topas siempre con esa amabilidad un tanto fría. Nosotros solemos asociar amabilidad con calidez, pero aquí la primera es como si estuviera dirigida más al entorno que a las personas en concreto.
Realmente lo más interesante de estar aquí es poder observar cómo actúa una sociedad tan distinta. Al ser la lengua tan diferente y tan difícil de leer, el acceso a la información es muy limitado para los extranjeros. Para mí Japón es una cebolla que se pela muy muy despacio, y el proceso es fascinante.
Bueno, cambio de tema que si no me atasco y no acabo.
Volviendo a la escuela, otro día tuvimos invitados. Tocábamos a dos por cada grupo de cuatro, y a el mío le tocó una mujer muy discreta y un profesor de karate. De dónde los habían sacado aún no lo sé, pero yo apostaría por el centro cívico de la esquina. El tema de la clase era "Visitando una casa japonesa". Aquí, para quedar bien, no basta con llevar un brazo de gitano o unos buñuelos. En Japón para que te vuelvan a invitar otro día has de recordar una retahíla de frases de agradecimiento y de disculpa que han de decirse en el momento justo, ni un segundo antes ni uno después. Si llevas regalo has de decir "esto es un regalo sin importancia..." y entregarlo con las dos manos. Y ni se te ocurra darlo sin sacarlo de la bolsa, aunque en esto no hubo quorum entre los senseis, y al final quedó en que preguntásemos en la tienda cuando nos lo envolvieran si la bolsa era de entregar o de no entregar.
Luego nos hicieron ir de invitado en invitado siguiendo todo el proceso desde que entras a la casa, hasta que sales, pasando por la entrega del regalo y el "uy, que rico estaba todo". El sensei de karate se creía que estábamos practicando para las olimpiadas y nos exigía unas reverencias de casi tocarnos las rodillas con la frente. Aquí está a punto de hacerle un kata a la pobre Ti Nana, que está pensando en entregar el regalo y salir por patas.
También en la escuela, nos han hecho preparar un discurso. Se suponía que primero habíamos de hacerlo delante de nuestros compañeros de clase y luego votar los dos mejores, que nos representarían en el concurso de discursos de la escuela. Aquí los discursos no se escriben a doble espacio y tirando, no. Para esto hay un papel especial cuadriculado, en el que se ha de escribir un caracter por cuadrícula. Escribirlo es un coñazo, pero leerlo es todavía peor. En japonés no existen los espacios (las comas y los puntos sí, pero entre las palabras no hay espacios) pero los que estamos aprendiendo los ponemos para aclararnos. El sistema de escritura de discursos imposibilita estos espacios artificiales, y al ir a leer una frase uno se encuentra con cuarenta caracteres que ha de leer y entonar del tirón. Todo esto de pie, delante de toda la clase y de seis senseis.
El mío fue horripilante. No fue el peor porque me salvó otra que hizo uno sobre lo mucho que le gustaban las flores de la sakura y que todo el rato confundía kirei (bonita) con kirai (odiar). Al final el discurso "Me gustan las sakuras" acabó siendo "Odio las sakuras". Pobrecilla.
Quién nos representó en el concurso de discursos y la ceremonia final lo dejo para el próximo post.
10 comentarios:
Jo, lo del plato es una pena... ¿Seguro que quieres tirarlo? Oye y otra cosa, sigue ensayando ese discurso,porque aunque yo no vaya a entender nada, tienes que echarme el discursito... comprenderás que quiera echarme unas risas a tu costa ¿no?
Ohhh ya te vuelves carol? con lo enganchada que estaba yo a tus historias japonesas. Bueno espero que guardes a buen recaudo el mail de la señora pakki para cuando vayamos para alla poder contactar. Muchas suerte y feliz navidad
Feliz Nochebuena y Navidad!!, aunque será un poco rara no?
Feliz Nochebuena y feliz Navidad! Ya te contaremos cómo nos ha ido a nosotros aquí en Estocolmo. Como el año pasado, se os ha echado mucho de menos a Alberto y a ti. Cada año las navidades son más surrealistas... El cuenco te ha salido muy bonito y es una pena que no te lo vayas a traer. Ya se lo diré a mamá mañana para que haga presión :-) Tengo muchas muchas ganas de verte!!! Un besete muy gordo!
Qué pena que te vuelvas, ya sabes que a Lolita también me encantaban tus historias :)
¡Feliz Navidad!
A mi el plato me parece una obra maestra de la alfareria japonesa. Luego te vas a arrepentir si te deshaces de el. Alguien lo recogera y lo vendera como "Hecho a mano en Japon" por una cifra millonaria, o pasara a formar parte de alguna coleccion privada. Piensatelo ! :)
¡Hooola pareja!
Me imagino que Carol ya estará de vuelta a Barcelona, lista para celebrar la Noche Vieja con cava, pan tumaca y butifarra - ¡qué envidia!
Yo me paseo por vuestro blog todas las noches, cada día más desconsolada porque ya se acabaron las historias niponas.
¡Fíjate si me habré enganchado que ahora me apetece irme a Japón!
Bueno, espero que paséis un fin de año estupendo y que empecéis el 2009 con excelentes resoluciones para un próximo viaje ;-)
Muchos besos,
Isabel
Pues yo he encontrado casi todo lo que creo que debería ser la primera lección de japonés, en toda escuela que se precie: http://www.youtube.com/watch?v=yU0LLqPArzI
Carol, no encuentro la del principio subtitulada como ésta! Ya podías aplicar tus conocimientos del tema y ayudarnos a aprenderla en el idioma original, no?
Por cierto, que debería acordarme de que necesito una capa de minio antes de venir por este blog, qué mala es la envidia!
muy ameno y util. Enhorabuena. que suerte de viajes.
interesante tu punto de vista, bueno creo que tienes mucho rason e lo que dices, me ha gustado mucho tu blog espero seguir visitandolo, me interesa mucho seguir leyendote , describes muy bien todo. se olvida mensionar que me llma mucho la atencion esta cultura. saludos
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