viernes, 12 de septiembre de 2008

Las galletas de la suerte y la globalización.

Muchos descubrimos la comida asiática a través de las películas y series de los 80: La sufrida ama de casa llegaba a casa cansada después de una dura jornada de juicios, combates con alienígenas o persecuciones detectivescas y decía a la familia "Hoy toca comida china". De las bolsas de plástico que llevaba salían unos cuantos envases de cartón que a mi siempre me parecieron de palomitas, unos palillos, y hale, a zampar a trote cochinero. Ni platos, ni cuchillos, ni mesa, ni siquiera miraban lo que comían. Los niños peninsulares de entonces todavía teníamos que sentarnos a comer a la mesa (creo que los sillones no se habían inventado) y lo de elegir el menú era poco menos que impensable. Llegar al postre sin haber recibido un sopapo o que no te castigaran sin tele era el objetivo diario, así que cuando veíamos esos cartones con caracteres indescifrables que convertían a las familias americanas en el símbolo de la libertad y la anarquía no podíamos hacer otra cosa que babear y decir "Jo, yo quiero vivir en Boston, Massachussets".

Pero lo mejor venía al final. Cuando ya había siete u ocho cartones vacíos desparramados por la mesa llegaba el momento de abrir las "Galletas de la fortuna" y leer el mensaje profético. La familia se reunía alrededor de la mesa, el protagonista cogía la galletita, la hacía crujir y, chas, una pequeña nota asomaba por el borde. Para los guionistas era un chollo con posibilidades ilimitadas, y para los pobrecitos televidentes patrios una nueva demostración de lo atrasados que estábamos aquí, donde las únicas predicciones de futuro tenían que ver con el tiempo. Años después empezaron a llegar los restaurantes chinos, empezaron a desaparecer los gatos y poco a poco fuimos acercándonos al resto del mundo. Pero de las galletas de la suerte ni rastro. ¿Que ha fallado en el, por otra parte perfecto e imparable, fenómeno de la globalización? ¿Quien es el responsable de que no hayan llegado hasta aquí las galletitas de la suerte que nos prometieron? Para responder estas preguntas no queda más remedio que acudir a las fuentes, que en este caso se encuentran en China. Uno de los propósitos no declarados de la expedición "Asiasido" era averiguar todo lo posible sobre las galletas chinas de la suerte. Por desgracia nos quedamos a unos cuantos kilómetros de la respuesta, pero por suerte, alguien hizo el trabajo por nosotros. Aquí tenéis el vídeo que enseña todo lo que saben los chinos sobre las archifamosas galletas chinas de la suerte:


Efectivamente, los chinos no tienen ni idea de qué demonios son esas extrañas galletas. Y es que al parecer de chinas tienen más bien poco. Según cuentan en Internet lo más probable es que el origen sea japonés, basado en las galletas tradicionales que se venden en los templos del país. Son varios los japoneses afincados en California que reclaman la paternidad de las galletas de la suerte, que se remonta a finales del siglo XIX. De los restaurantes japoneses de Los Angeles y San Francisco pasaron a los restaurantes chinos, donde se hicieron famosos, y más tarde a Hollywood. Y de ahí al mundo. En 1964 se inició su producción en cadena (hasta entonces se hacían manualmente con palillos) y en la actualidad Wonton Food Inc, de Brooklyn, es el mayor fabricante de los EEUU.


Si, si, todo muy interesante, pero como los chinos que residen en mi barrio no han visto la tele de los 80 yo me quedo sin mis galletitas de la suerte y de nuevo con la sensación de que hay algo que no funciona en este mundo. Creo que el caso es una nueva demostración de la errática política gubernamental en materia de inmigración. ¿Por qué no preparan un poquito a los inmigrantes antes de dejarles venir aquí a confundirnos con sus realidades alternativas? ¿Tanto les cuesta adaptarse a las costumbres locales y satisfacer la imagen que tenemos de ellos? Primero desaparecen las galletas de la suerte, luego resulta que china no es tan amarilla como la pintan en los mapas, empezamos a dudar y al final toda nuestra cultura se derrumba. Evitémoslo. Yo ya he hecho un encargo online de mil galletitas a la Wonton Food, y lo mejor es que te deja personalizar el mensaje profético. Lo que me voy a ahorrar en llamadas a la bruja Lola!

1 comentario:

Anónimo dijo...

jaja, entonces a ciencia cierta no se sabe de donde son las famosas galletas de la suerte o mas bien de los japoneses viviendo en los estados unidos, bueno buen reportaje me ha servido de mucho