domingo, 30 de septiembre de 2007

Mi cámara nueva también graba videos

Update: El link al video estaba mal, pero como en Firefox se veía bien no me he dado cuenta. Ahora ya podéis ver el video que realmente quería poner y no uno repetido. Gracias por el apunte calycanto.

Y lo que me he alegrado cuando me he encontrado esto:


sábado, 29 de septiembre de 2007

Tokio a vista de gusano

Las ciudades a las que estamos acostumbrados en europa son bidimensionales, pero Tokio es en 3-D. En Barcelona o Madrid paseas por las calles y la vista se fija en las plantas bajas, que es donde están los restaurantes, las tiendas, los bancos, etc... y a menos que el edificio sea especialmente bonito no valdrá la pena mirar hacia arriba, porque o hay oficinas o hay viviendas en las que nada tenemos que hacer. Aquí es muy distinto, porque las tiendas y sitios de ocio se distribuyen hacia arriba. En la planta baja te puedes encontrar una tienda de móviles, en la segunda un restaurante de sushi, en la tercera una peluquería canina, en el ático una escuela de golf y en el sótano una tienda de cómics. En algunos casos todo el bloque forma parte de la misma tienda, pero lo normal es que cada planta sea de su padre y de su madre, por lo que una de las diversiones de Tokio es meterte aleatoriamente en un ascensor, subir hasta la última planta e ir bajando, a ver que te encuentras. Los típicos carteles luminosos de Tokio sirven precisamente para anunciar lo que hay en cada planta, en caso de que entiendas japonés, claro. Incluso cuando los rotulan en inglés es difícil saber lo que contienen. La parte buena es que es muy divertido, y la mala es que es muy difícil recordar donde está cada sítio, porque no hay prácticamente escaparates. Ah, no recuerdo si os habíamos contado que aquí las calles, con alguna excepción, no tienen nombre, así que os podeis imaginar que encontrar una dirección es bastante complicado incluso con un mapa y hasta para los tokiotas.

Pero a lo que íbamos, que Tokio es una ciudad tridimensional que se extiende sobre el suelo y por debajo del suelo. En los sotanos de los grandes almacenes (depattos = departament stores en engrish) están los supermercados de alimentación, y debajo de estos encontramos parkings y sobretodo líneas de metro. El metro de Tokio es una ciudad subterránea, con sus avenidas, sus centros comerciales, sus lavabos y sus fuentes. Hay mil líneas, que además se juntan con otras mil líneas de tren urbano exterior, así que el tráfico se reparte por las calles, los subterráneos y las vías de tren elevadas. Las estaciones más importantes, como Shinjuku, tienen más de 30 salidas distintas al exterior, y equivocarse puede suponer tener que andar o desandar un kilometro, por lo que hay que ir con ojo. Por lo demás, es muy sencillo de usar y todo está muy bien indicado.

La idea universal que tenemos son trenes y andenes repletos a rebosar controlados por trabajadores del metro que se dedican a empujar a la gente para poder cerrar las puertas del vagón, pero esto no pasa más que en la hora punta. En los 25 días que llevamos aquí todavía no hemos tenido que usar los codos para entrar en el metro, y el 80% de las veces hemos podido ir sentados. En casi todas las paradas hay lavabos, fuentes, máquinas de bebida, conexión Wi-fi de alta velocidad, y hasta vagones señalizados en los que el aire acondicionado está al mínimo. Con tanta comodida no es raro que dormir en el metro sea uno de los pasatiempos de los tokiotas, al que tengo que confesar que yo me he aficionado últimamente. Saber que puedes cabecear sin tener que preocuparte de que te roben la cartera es una gozada.

En realidad de lo único que al parecer se tiene que preocupar aquí la gente es de los tocones, todo un fenómeno social. Hasta tal punto llega el tema que en las horas punta hay vagones "rosa" exclusivos para mujeres! Una de las actividades que nos queda por hacer es coger el metro en hora punta (6/7 de la mañana) y documentarlo. De momento os dejamos un vídeo resumen de un trayecto en tren por Tokio.

Si venís por aquí no podeis dejar de visitar el área de Odaiba, a la que se llega con un tren automático que, como no tiene piloto, tiene asiento frontal desde el que puedes disfrutar casi gratis de una de las mejores vistas de Tokio. Es casi como una montaña rusa, especialmente recomendable cuando se acerca la puesta de sol. Oficinistas pequeñitos debajo, rascacielos arriba, agua en el horizonte, norias, arquitectura espectacular... impresionante!! Y si te recorres toda la línea y vuelves sin salir de las instalaciones del tren te sale por menos de un euro! Esto sólo pasa en Tokio....






viernes, 28 de septiembre de 2007

Nuevo equipo

El día 21 salió a la venta en Japón la cámara que tenía pensado comprarme, la Canon Powershot G9. Tras mucho mirar cámaras compactas, y encontrarme con que las que tenían visor no tenían modo manual o alguna otra cosa que yo quería, me había decidido por la G9. Así que ese día por la mañana estaba en la puerta de Yodobashi Camera para llevarme una. Desde entonces no la he soltado nada más que para cambiarla por otra, porque el LCD tenía un fantasma de color verde en la parte inferior. Y luego por otra, porque la que me dieron de recambio hacía un sonido raro (como el del coche nuevo del padre de Mafalda), que luego resultó ser normal, porque todas las que he probado desde entonces, incluída la que me dieron de recambio la segunda vez hacen exactamente el mismo sonido.

En Yodobashi no me han puesto ningún problema para el cambio, fueron muy amables y todo eso. La primera la cambié en el la tienda que tienen en Akihabara, donde la había comprado. Allí hay varios dependientes en la sección de Overseas models que se supone que hablan inglés. Además siempre tienen la megafonía a todo trapo anunciando las maravillas de la tienda en lo menos 10 idiomas para demostrar su internacionalidad. Me pilló por banda la chica que le vendió la cámara a Alberto, la Chihari. La Chihari es probablemente la chica más delicadilla de todo Japón; es chiquitilla, de piel casi transparente y cuando habla su voz se oye por debajo del ruido del boli deslizándose sobre el papel en el que escribe (por no hablar de la megafonía, que se escucha sobre cualquier cosa). La Chihari habla un poquito de inglés y a la pobre la han metido en un follón tremendo asignándola al mostrador para guiris. Una hora de reloj, entre pruebas y consultas a su manager, que tardó en cambiármela. Yo no sé si es algún tipo de resistencia pasiva japonesa para no tener que cambiártela, pero a mí, que soy de reclamarlo todo todo, no me hace efecto. Como la cámara que me había dado la Chihari hacía clic clic, por la tarde tuve que cambiarla otra vez en otro Yodobashi en el que no hablaban nada de inglés. Esta vez me armé de un dibujo de un diafragma y de unos soles que ya me podía haber ahorrao, porque no hizo sino liar la cosa. Al final apareció el dependiente más antiguo de Yodobashi, el que lo sabía todo y hasta un poquillo de inglés y con este hicimos un montón de pruebas ("ponga la oreja aquí", "no oye un clic clic?"). Al final como veía que le llegaba la jubilación y yo todavía estaba ahí, el hombre me la cambió.

Lo cierto es que a pesar de que los dibujos de los diafragmas no sirvieron ese día, hoy, que hemos ido a la oficina de correos, han venido de perlas. Me he ido con un mapa de España y otro de Japón dibujados y unos regalos volando entre medias. Con eso y con 3 palabras (enviar, barato y paquete) que nos hemos apuntado, nos han entendido en un momento. En todos los sitios cuando te ven llegar ponen cara de pánico, porque saben que les espera media hora de gestos y explicaciones, asi que hoy la chica de la oficina postal cuando ha visto el dibujo ha respirado aliviada.

Volviendo a las cámaras, creo que alguien me ha preguntado qué equipo me había traído. ¿No? Bueno, yo lo cuento igualmente. Traigo mi Nikon D80 con dos objetivos Nikkor, un 20-35 f2.8 D y un 35-70 f2.8 D, un flash Sigma EF-500 DG Super. Un par de polarizadores B+W. Todo metido dentro de una riñonera Lowepro Photo Runner, que es todo lo más que puedo llevar porque en la espalda llevo la mochila, que pesa un quintal. La riñonera la tengo desde hace un año o así y es muy práctica. Cabe bastante y reparte muy bien el peso entre los hombros y las caderas.

Pues como este post va de fotos (para compensar con algo "artístico" el de wateres que ha puesto Alberto), os enseño las que he hecho estos días. Menos la que hay al principio, el resto están hechas con la Canon G9.

Las dos primeras son en Yoyogi Park, con la japonesa de hoy y la de ayer, de las que todavía se ven algunas por aquí. El resto son de Senso-ji, en Asakusa. Es el templo más antiguo de Tokio. Lo que está prendiendo la niña en las cuerdas son deseos que la gente escribe en papel, y la pareja mayor de la otra foto está leyendo una predicción que por 100 yenes puedes sacar de esos cajones. En otros templos venden unas maderas sobre las que escribes tus deseos y que luego dejas colgadas en unos ganchos para que se cumplan.

Especial Toiretos


Sabemos que sólo leeis este blog para averiguar como funcionan los superlavabos del futuro japoneses así que aquí os dejamos unos cuantos vídeos. Para situaros, comentaros que Japón es el paraíso de los incontinentes del mundo: hay lavabos públicos en todos los bares, tiendas, estaciones de metro... Con tanta afición es normal que haya lavabos de todos los tipos y colores, por lo que futuristas no son los más normales ni mucho menos, y sólo los tienen en sitios donde quieren tratar bien a la gente. En nuestro piso tenemos uno normalito, claro. Pero en los metros y centros comerciales grandes es normal encontrar alguno de los de-luxe. En realidad los lavabos públicos son muy variados. Tienen más o menos un 70% de w.c. asiáticos (agujero en el suelo) o urinarios, un 20% wc occidentales normalitos, y quizás un 10% de futuristas. En los lavabos de chica también tienen urinarios (o algo parecido), pero por suerte no hemos visto aún cómo los usan. Ante tanta variedad parece ser que los invidentes se hacen un lio así que a la entrada de los lavabos suele haber un mapa con la distribución en relieve. Lástima que aquí la gente sea tan cívica, porque con un cutex y un poquito de plastelina se lo podrían pasar pipa saboteando los letreritos. Es que los tokiotas son muy parados y muy asépticos, y muy limpios también. Aún no hemos encontrado un lavabo sucio.

El funcionamiento de los w.c. es un poco confuso. Como ya dijimos en otro post, tienen un detector de culos, por lo que es difícil grabar sin estar usándolo realmente, pero Carol ha conseguido hackear uno para vuestro deleite. Que sepais que ha sido una misión de alto riesgo que casi acaba en tragedia, así que ya podeis estarle agradecidos. Por suerte nos pudimos escapar antes de que se enteraran de que les habíamos encharcado un lavabo, pero Carol acabó tan empapada que tuvo que entrar en una tienda a comprarse una camiseta seca (mira por donde, siempre hay una excusa para comprar). Al parecer se ha montado un poco de revuelo con esto del lavabo y por lo que se ve han dimitido unos cuantos ministros o algo así... Eso han dicho en las noticias, pero de forma poco clara, como insinuándolo. En el vídeo se ve un poco el funcionamiento de los super-wc: chorros vários, banda sonora de acompañamiento, taza con calefacción regulable, y varios botones más que no sabemos para que valen, porque tienen más botones que una cámara de fotos. Hemos visto que en algunos hoteles y cafeterías de nivel anuncian en la puerta que tienen "toiletes de pago disponibles", así que no queremos ni imaginar lo que tendrán los de pago. Y no nos llega el presupuesto para comprobarlo, así que el próximo que venga por aquí, por favor, que lo filme. Para acabar con el tema escatológico apuntaremos que pese a la cantidad de baños públicos que hay también es tradición mingitar en la calle, pero sólo en caso de borrachera. Aquí el alcohol es la excusa perfecta para romper las normas, y parece que está totalmente aceptado que sea así. En los spots de cerveza, por ejemplo, se suele ver a varias abuelas aburridas que después de beberse un par de copas montan un sarao de no te menees. Es decir, lo importante es achisparse...






martes, 25 de septiembre de 2007

Curso de Japonés en 2 minutos

Este es el primer y probablemente último número de nuestro curso acelerado de japonés en 2 minutos. Podríamos hacer más lecciones, pero no creemos que sea necesario porque el japonés, como vereis, es muy fácil y con 120 segundos tenemos tiempo de sobra para aprender lo básico.

Lección 1 -Vocabulario

Kawaii : "Que guayy!!!" , se usa principalmente con cosas de color pastel, pequeñas o salpicadas de purpurina.

Ee to : "Estoo....Déjeme pensarlo...". Aquí se suelen rascar más el cogote (los que tienen) que la barbilla, pero el significado no cambia. No confundir con "E to", que significa "A puerta"

Tanmono : "Ropa, trapos." Si están en un escaparate también se les puede llamar "kawai", pero sólo las chicas.

Mondai : "Problema". Aquí tienen muchos anglicismos que nosotros no usamos, pero los lunes son igual que en España.

Miru : "Mirar". Normalmente de reojo.

Yatto: "Me costó trabajo, pero  acabé". Pues hale, ya podeis empezar a limpiar el piso que aún nos sobran 90 segundos...

Si no os fiais podeis buscarlo en cualquier diccionario de japonés, que aquí no engañamos a nadie!

domingo, 23 de septiembre de 2007

En Tokio, Caiga quien Caiga

Los domingos es obligatorio ir a darse una vuelta por Yoyogi Park para sacar fotos de los raritos, para pasar un buen rato escuchando a grupos variados o para pasear por el magnífico bosque que tienen aquí metido. Hoy hemos hecho las tres cosas, y encima hemos asistido a dos bodas tradicionales japonesas y para colmo nos hemos encontrado, casualidades de la vida, con los chicos de Caiga Quien Caiga que estaban, igual que nosotros, a la caza del rarito. Para su desgracia, muchas de las góticas y los mods que había por ahí no les dejaban grabar, y tras hablar un poquillo con ellos nos han explicado que les ha pasado en más sitios. La verdad es que los Tokiotas son bastante reacios a que les grabes. En cuanto te ven llegar con la cámara te hacen la X con los dedos y hale, a apagar la cámara. Una lástima, porque la cantidad de cafés y sitios dignos de grabar son infinitos. En cualquier caso nosotros lo teníamos bastante más fácil que los de CQC, que iban con una cámara tamaño gigante, así que algo más hemos podido sacar. Por una parte consuela saber que hasta los profesionales tienen los mismos problemas para rodar, pero por otra frustra un poco ver el morro y desparpajo que le echan y los magníficos resultados que consiguen. En fin, que por eso son profesionales, y muy majos pese a las toneladas de jet-lag que claramente acumulaban. Carol, como buena madrileña, les ha dado unas cuantas indicaciones falsas y hemos seguido a lo nuestro. Fijo que los ha perdido. Y ni idea de cuando lo echarán por la tele, pero por si acaso no os perdais los próximos programas :)







P.D. No se que habrán conseguido filmar los de CQC, nosotros hemos conseguido esto de aquí abajo. Para no atiborrar el blog de tíos chillando hemos creado un canal en Stage6 en el que iremos subiendo vídeos de músicos locales. De momento "El Cangrejo Verde" (ni idea del nombre real) y "Loovee". Sólo teneis que clickar :).






sábado, 22 de septiembre de 2007

De Ninjas y Karaoke

Ayer Paula y David cogieron el avión de vuelta a Barcelona. Ocho días después de su llegada se volvían con una maleta más, repleta de monigotes, zapatillas tokiotas última moda, gadgets electrónicos y un bajo. Los días que hemos pasado con ellos en Tokio han sido una mezcla de surrealismo y compras. De esto último Alberto se ha escaqueado algo con la excusa de su catarro, pero David ha sufrido días enteros de Paula y yo entrando y saliendo de tiendas.

Estos últimos días hemos estado un poco (más) descontrolados de sueño. Habitualmente yo no suelo aparecer por casa antes de las 11 de la noche y Alberto un poquito antes, por eso de que no está hecho a andar. Los últimos trenes en Tokyo salen entre las 12 y la 1 de la noche y, a excepción de un día que casi pierdo el último (Miguel Angel perdió el suyo y por cabezonería de ir andando llegó a casa casi las 4 de la mañana), siempre vengo en esos últimos. Alberto a las 7 ya le entra el muermo y se viene para estar en casa 9 y media, lo justo para ver el Casimiro. Pero estos días con Paula y David aquí hemos alargado los días y no nos han dejado irnos a dormir antes de las 3. Además en cuanto Alberto se ha recuperado hemos vuelto a sacar la lista de planes y no hemos parado.

El martes, tras una maratón de compras por Asakusa, y con David ausente en cena de negocios, teníamos dos opciones para cenar. Paula se había encontrado con un australiano(¿?), que le había recomendado dos restaurantes: uno en el que te tenías que pescar tu propia cena y otro de ninjas. El primero tenía más puntos, así a bote pronto, pero el que Alberto sea vegetariano lo complicaba. Pescarte tu propio tofu no tiene mucha gracia. Eso nos dejaba el de los ninjas como primera opción, que fue por la que nos decidimos. Teníamos como indicaciones la estación de metro y la referencia de un hotel, en el que se suponía que estaba. Al llegar al hotel nos encontramos con 40 plantas de superlujo y ni rastro del restaurante. Mientras Alberto y yo todavía ideábamos una estrategia para entrar y preguntar si allí había un restaurante de ninjas sin perder la dignidad, Paula ya estaba recibiendo instrucciones de un policía que con ayuda de un compañero al walkietalkie nos puso en la dirección correcta. Un poco más allá, por fin llegamos, sin saber qué nos íbamos a encontrar. Bajamos unas escaleritas para adentrarnos en una recepción que sabíamos que era tal porque una japonesa sonriente nos dió las buenas noches, pero que de no ser por ella, nos hubiéramos creído en la entrada al pasaje del terror. Paredes, techos y suelos negros y ninguna puerta a la vista. Glubs. Al aceptarnos para cenar sin reserva previa y tras dar unos golpetazos en una pared de madera, otra japonesa, vestida de ninja, salió a recibirnos por una puertecilla de madera que había escondida. Nos fue guiando por pasadizos y puentes "muy peligrosos" hasta nuestra mesa, que estaba dentro de un camarote que parecía salido de Piratas del Caribe. En realidad, el paseíllo que nos dió tenía más de infantil que de emocionante, pero nosotros íbamos con la risa puesta y nos pareció muy divertido. Una vez allí vimos que en la pared había una frase en castellano, que no recuerdo, y que había escrito en su visita al restaurante este mismo año el mismito Ferrán Adrià. Ya es casualidad. Nos enseñaron un menú con unos precios que se nos salían del presupuesto (yo ya me ví que me iban a tener a pan bimbo durante días, pero pensé, que me quiten lo bailao). En estos sitios temáticos, y con la referencia de los que hay en España, uno se espera un espectáculo más o menos bueno, y una comida mala, sin excepción. En cambio, lo que pedimos en el Ninja estaba de muerte. Incluso prepararon un plato especial vegetariano para Alberto, que quedó tan contento que "nos" ha perdonado pasarnos del presupuesto.

Después de la espléndida cena, quedamos con David, que había sido liberado de sus obligaciones de músico esforzado, para una noche de karaoke. Ni que decir tiene que David nos barre a todos, pero como hay confianza y poca vergüenza, nosotros nos lanzamos a cantar lo que sea. De la noche hay un video, claro, pero está guardado bajo cuatro llaves y sólo saldrá a la luz cuando la tecnología permita modificar digitalmente nuestras voces para que sonemos como Albano y Romina Power. Una cosa que nos sorprendió del karaoke es que tenía un sistema por el que las luces se encendían si nadie cantaba y cuando registraba una voz, las cambiaba por unas de esas azules que hacen que parezca que estás debajo del agua. Otra fue que en su lista de hits en inglés tenían una canción de The Merrymakers, "Monument of me", que David nos obligó a cantar mientras nos daba instrucciones "más alto! ahora más bajo!". Qué moral. Yo abría un poco más la boca cuando decía "alto", porque se lo había visto hacer a Rosa en Eurovisión, pero claro, eso me desconcentraba de mi intento de no emitir muchos gallos y no hacía sino empeorar la cosa.

Al día siguiente, que para Alberto y para mí empezó bastante tarde, y con David también ocupado, quedamos con Paula en Shibuya y de ahí nos fuimos a Roppongi. David estaba por allí cerca haciendo una entrevista para la tele y esperábamos que después de su cena de trabajo pudiera escaquearse un rato. Paula nos había hablado de unos margaritas de fresa de un bar de esa zona y allí nos fuimos a probarlos. Nos cenamos unas pizzas y nos bebimos unos margaritas de fresa, que eran lo menos de medio litro cada uno. Cuando estábamos en ello nos llamó David para que nos uniéramos a su grupo de cena, que consistía en June, a la que ya conocíamos, y otros dos de la misma compañía, en un bar llamado Abbey Road. La temática del bar es fácil de adivinar: The Beatles. Una vez en el bar nos encontramos con 5 japoneses tocando canciones de los Beatles (sí, cinco, aunque uno medio escondido), el grupo de David sentado en una mesa y en otras 4 o 5 japoneses en distintos estados de embriaguez cabeceando al ritmo de la música. Tras las presentaciones y como el ambiente estaba bastante amuermado, la cosa acabó pronto y pudimos marcharnos a nuestro aire.

Al llegar a un cruce David preguntó a unas chicas por el bar que anunciaban, que resultó ser sólo de sake, en el que encima cobraban entrada. Menos mal que la propia camarera nos rescató de allí y nos acompañó a otro más adecuado a lo que buscábamos. En buena hora, pensaría el del bar. Y me explico. Nada más sentarnos David, como el camarero hablaba un poco de inglés, empezó a darle conversación. Que si somos de Suecia y España, que si hazme el cóctel que quieras. Como entre el camarero y nosotros había un acuario de unos 20 cms de alto que rodeaba toda la barra, que era redonda, pronto la conversación derivó hacia ahí. El camarero muy emocionado nos contó que ese día le habían nacido seis peces, guppys, y nos mostró unas barreras que había colocado entre los recien nacidos y los huevos, y entre los huevos y el resto de peces. Nos decía que las había colocado así porque si no los peces grandes se le comerían los recién nacidos, y los huevos también. Se masca la tragedia, eh. Pues sí, David al devolverle los menús los metió por error en el acuario, y cuando nos dimos cuenta ya se habían hundido derribando a su paso la obra de ingeniería que había construído el pobre camarero. Como pudimos sacamos los menús y volvimos a levantar todo mientras el camarero venía corriendo con las manos en la cabeza. Luego decía, no, si no pasa nada, pero le caía una lágrima cuando contaba señalando con el dedo las crías que le habían sobrevivido al accidente. Éste ya no vuelve a comprar en Ikea en la vida.

Desde que se han ido Paula y David el ritmo de las salidas ha descendido considerablemente. Ahora nos acostamos más prontito y nos levantamos más tarde. Hemos hecho compras que teníamos pendientes y hemos salido a hacer fotos, esto último había sido incompatible con la vida social. Antes de ayer pasamos el día en Shinjuku y por fin vimos a los gigolós intentando cazar chicas cerca de la salida Este. Muy cerca de ahí, pasando las vías de la Japan Rail, descubrimos un pasadizo lleno de yakitoris (bares de pinchos a la brasa) donde tenemos que volver, a comer y a hacer fotos. Pongo una para que lo veáis.

Me chiva Alberto que la frase de Ferrán Adrià era "La cocina es magia". Ejem.

viernes, 21 de septiembre de 2007

Top 5 curiosidades Japón

5 - Los perros llevan señalización lumínica por la noche. Llevan luces estilo "el coche fantástico" en la correa o en los collares. Chulísimo y muy práctico. (Barón del Pino, apúnteselo para el próximo Innova)
4 - Las almohadas llevan una especie de arroz de plástico en una de las caras, Ni idea de para que sirve.

3 - Los ajos sólo tienen un diente gigante.

2 - Los japoneses, y especialmente las japonesas, andan con los pies exageradamente torcidos hacia dentro, de tal forma que parece que se vayan a caer constantemente. No sabemos si es cultural o físico, pero ya hemos visto a varias chicas con muletas y los pies apuntando totalmente hacia dentro, así que suponemos que debe ser algo genético...

1 - Hemos ido viendo en diversas ocasiones señores de unos 50 años en adelante con la cabeza extremadamente plana por detrás, es decir, sin cogote. En algunos casos parecía que les hubieran amputado un trozo de cabeza. Pensábamos que era casualidad, pero ayer leímos en un libro que en Japón la tradición manda que los bebés yazcan siempre "bocaarriba", y que es bastante frecuente que debido a eso salgan niños con la cabeza plana por detrás. Increible pero, al parecer, cierto.


Esperamos ampliar la lista en breve :).


Proximamente: Karaoke, restaurantes ninjas y bares con pececitos de colores.

Video-juegos en la tierra del señor Konami

Aún no hemos estado en el edificio Sony (donde puedes probar todo tipo de videojuegos "de gratis") ni en el Tokio Game Show 2007, al que iremos mañana o pasado, pero ya hemos ido visitando algunos "amusement parks" de la zona de Shinjuku. 8 plantas de edificio ordenadas temáticamente. Las plantas bajas están dedicadas a juegos "normales": desde el Street Fighter II de toda la vida al Virtual Fighter V, pasando por el Tetris en modo turbo. Increible, no da tiempo de ver si son cubitos o barritas y ya los tienen colocados, se lo saben de memoria. En las plantas intermedias hay algunos patchinkos (una especie de tragaperras que mueven el 5% del producto interior bruto de Japón) y una planta entera está dedicada a las maquinas de "catarátas", iguales que los años 80 pero con colores radioactivos. Aquí el juego con dinero es ilegal, así que todos estos sitios tienen una especie de monedas de juguete, bolas en el caso de los patchinkos, que compras con billetes reales. Las monedas o bolas que ganas en el juego las puedes cambiar por regalitos que a su vez puedes vender en unas paraditas sospechosamente ubicadas al lado de los patchinkos. Vamos, que jugar con dinero es ilegal pero está totalmente tolerado. Punto y aparta para los simuladores de carreras de caballos, en los que antes de apostar puedes pasarte por las caballerizas a observar el estado de los caballos y acariciarlos exactamente igual que en el NintenDogs. Impresionante :)

Subiendo para arriba nos encontramos con una planta dedicada a Puri-curies. Lo de "curies" seguro que viene del ingles "cuties", "bonitas", y lo de "puri" igual viene de pictures, aunque un poco pillado por los pelos. La cuestión es que son ni más ni menos que máquinas recreativas en las que el objetivo es hacerte las fotos más cursis posibles. Son fotomatones a lo bestia en los que a veces puedes alquilar disfraces de manga, o tomar prestados objetos decorativos para tirarte las fotos, acompañados de algún ordenador que te deja poner efectos especiales en tiempo real, a cual más ridículo. Además, tienes un tiempo muy limitado para tirar las fotos y elegir los efectos, por lo que tienes que ir a toda leche y los resultados son difíciles de controlar. Parece una tontería, pero la verdad es que es muy divertido y las fotos (en formato pegatina minúscula) salen chulas. Para colmo, cuando acabas debes elegir que foto quieres postular para una especie ranking y votar a su vez fotos de otros usuarios del top-parade. Nos da la sensación de que esto en España triunfaría entre las 13-añeras, aunque aquí no parece limitarse por edad, en el rato que estuvimos nosotros coincidimos con v arias chicas de entre 20 y 30 años que se estaban haciendo fotos en grupo.

Pero lo mejor está en las plantas superiores. En el ascensor ponía que estaban dedicadas a "Video-Card games", así que no nos hacíamos una idea muy concreta de lo que era. En realidad todavía no lo tenemos muy claro, pero parece que se mezclan dos conceptos: En primer lugar una tarjeta de memoria en la que se deben ir guardando las partidas, etc... Muchos de los juegos que se veían en estas plantas eran como de rol o aventuras gráficas, por lo que parece lógico que tengan que guardar las partidas a medias. Por otro lado, y mucho más espectacular, eran los videojuegos que combinaban cartas tipo cromos (o Magic) con el propio videojuego. Además de la pantalla frontal tienen una pantalla a modo de tablero que no sólo no parece una pantalla sino que además es capaz de "leer" información de las cartas que dispones sobre ella. Es decir, que tu pones tus cartas, que representan ejercitos, monstruos, jugadores de beisbol, o lo que sea, sobre la mesa, las ordenas, mandas a algunas a atacar, otras a defender, etc, etc... y la pantalla lo detecta y reacciona. Pongo un vídeo abajo para que os hagais una idea, aunque seguro que Youtube y similares encontrais mucha más información al respecto.






martes, 18 de septiembre de 2007

De marcha por Yoyogi Park

Si habeis ido leyendo los posts ya sabreis que hemos ido a un par de conciertillos de grupos locales y a espiar a los modernikis (por llamarlos de alguna manera) de Yoyogi Park, así que como bien habeis deducido nos hemos convertido en unos auténticos expertos en música popular japonesa. Tras realizar sesudos estudios y siguiendo el más estricto método científico, hemos llegado a las siguientes conclusiones:

1) Toda buena canción debe tener una buena coreografía. Los fans tienen que saber que hacer con sus brazos y sus piernas en un concierto, de lo contrario pueden autolesionarse debido al exceso de ansiedad.

2) Entre canción y canción deben dejarse al menos 5 o 10 minutos de descanso, que no de silencio. Los cantantes amenizarán la espera con sorprendentes e improvisados monólogos, incomprensibles hasta para los mismos japoneses. En caso de que vean que el público se duerme (aquí no bostezan para avisar, se duermen directamente) pueden recurrir a aquello de.... "Urmmm a ver que les cantamos ahora a estas buenas gentes... Alguna sugerencia??? ", cualquier cosa con tal de fomentar el debate. Es importante decir "chotto" (chotto = un poquito) muy a menudo, y ponerse trágicos de vez en cuando.

3) Por lo menos un miembro del grupo debe ir disfrazado de vaquita o de oso, especialmente si tocan hard-rock. Salir al escenario con ropa de calle es sólo para las nenazas.

4) El fenómeno "fan" no va a asociado a un tipo de música concreto. Si no tienes fans, haz que venga a verte tu familia, pero por favor, no toques sin un público que se sepa todas las canciones y coreografías. La proporción mínima aceptable para tocar en público es de un fan por cada músico.

5) A diferencia de lo que pasa en España, aquí tienes que saber cantar y tocar antes de tirarte al ruedo. Si te tienes que poner cachas para tocar la batería, te pones, y si te tienes que pasar 12 horas al día ensayando, las ensayas. Y las poses te las aprendes bien. Que las canciones sean chulas importa menos, lo que manda es la técnica.

6) Si tienes más de 12 años, lo sentimos, es demasiado tarde para que puedas triunfar. Japón está totalmente dominado por una empresa, de cuyo nombre no me acuerdo, que controla a todos los grupos de japan pop. Al parecer reclutan a niños de entre 12 a 15 años y los entrenan durante dos o tres años. A eso de los 18 empiezan su carrera mediática, que suele acabar a los 22 o 23...

Os adjunto un vídeo rodado en Yoyogi Park con algunos ejemplos de lo anterior.






Por cierto, es posible que al abrir el blog se os intente instalar algo. No os preocupeis y dadle que "Sí" a todo, son los ficheros para ver vídeos del Stage6, van mucho mejor que los de YouTube.

lunes, 17 de septiembre de 2007

Se nos comen las bacterias

El templo de la foto es el de nuestro barrio, Monzen Nakacho, y se llama Fukagawa Fudo. Los días 1 y 15 de cada mes organizan un mercadillo de antigüedades, que viene a ser un mercado de saco lo que tengo en casa que está pa tirar y algún pardillo picará. No tenía mucha historia pero entre encontrarlo y recorrerlo pasamos la mañana. Como nos ha pasado casi en cada lado que hemos ido, una señora muy simpática se me acercó para explicarme la historia de las figuras que había allí, de cómo tenían los ojos de diamantes, que los había pagado una compañía de transportes muy importante en Japón y que las sacaban a hombros una vez al año. Todo eso me lo contó en un pispas y sin pestañear.

Luego buscamos un sitio para comer en el barrio. Era tarea sencilla porque este barrio es un lujazo y tiene de todo. Comimos poco pero barato: por 480 yenes nos trajeron un bol de sopa miso, uno de arroz, un trozo de tofu tamaño flan y una hilera de empanadillas que te ponen aquí en muchos restaurantes. Como yo ya las había probado y sabía que había sin ajo y con, pero no sabía decir ajo, le pinté uno a la camarera en mi libreta, que lo cogió al momento y me enseñó cómo se decía: ninyikú. En el diccionario de mi guía ni rastro del "ajo". Y es que esta guía, la Lonely Planet de Tokyo, es muy mala y muy cara. Los planos los ha copiado un demente y si coincide algo es casi casualidad. Está fatal organizada y en un coñazo consultarla. A ver si alguien nos la compra en el edificio jeje.

Por la tarde quedamos con Paula, David y June. June es una amiga de David que trabaja en Sony y que nos consiguió unas entradas muy hermosas para el Hit & Run Festival para Alberto y para mí y unos pases de backstage todavía más majos para que Paula y David pudieran saludar a las Puffy. Éstas actuaban en el festival, que estaba lleno de fans que bailaban al ritmo de las coreografías que se marcaban en el escenario. Aquí cualquier grupo y canción que se precie, ha de ir acompañado de un bailecillo estilo los Pajaritos de María José. Cuando llega un concierto las fans, que van muy preparadas, demuestran su calidad de idems bailando los pasos de memoria. Paula y yo, que somos nuevas, hicimos lo que pudimos y dejamos el pabellón a la altura del cesped. Yo creo que nos miraron mal.

Como Alberto estaba en lo mejor de su catarro, nos pasamos el resto del festival sentados en un rincón. Esa especie de código de barras cuadrado que véis a la izquierda lo hay en un montón de sitios. Es en efecto un código que es legible para los teléfonos móviles y contiene información. En este caso, era toda la información relativa al festival. Así como en Benicassim, por ejemplo, está el cartel de actuaciones en todos lados, aquí ponen carteles con esto y la gente los va registrando con su móvil para enterarse de los horarios.

Aprovecho para subir esta foto de Paula para que se vea lo modosita que era antes de conocer a las Puffy y el cambio que ese encuentro ha operado en ella. Si es que lo que está aprendiendo esta chica en Japón no se aprende en otros lados.

Pues eso, que en algún momento el concierto acabó y alguien nos llevó a casa en coche. Alberto se acostó, sudó como un pollo y dijo que desde esa noche no contáramos con él, que se hacía hikikomori. Y dicho y hecho, oye, dos días que se ha pasado encerrado en 13 metros cuadrados con una sábana por encima de la cabeza. Ni en sus mejores gripes. Daba cosa verlo. Ahora, no hay mal que por bien no venga. Traíamos un montón de peso en la mochila y gracias a este (in)oportuno catarro he podido deshacerme de unos cuantos algiasdines y otras así en sobre que dice Alberto que sabían mal.

Ayer Paula, David y yo pasamos el día en Harajuku, de compras y dando una vuelta por Yoyogi. Los domingos esta zona se pone imposible y cuando empezamos a pensar en comer, nos imaginábamos un sitio lleno de gente, con ruido y apretados. Intentado huir de eso, nos metimos por un callejón y vimos un cartel que anunciaba un café y una tienda de ropa, todo en uno: Mussa Cafe. Qué suerte. El local estaba genial, con aire acondicionado, se podía fumar, la música estaba bien y había revistas de Los Beatles para mantener a David entretenido. Pedimos comida y también estaba muy buena. Era todo tan antiestrés que incluso mantuvo a David una hora más de compras, en contra de todas las apuestas.

Hoy Alberto y yo hemos amanecido tarde. Teníamos entradas para para el Museo Ghibli. Las habíamos comprado hace meses. Con Alberto acatarrado hemos estado a punto de no ir, pero al final se ha recompuesto un poco y a las 3 de la tarde hemos aparecido en la puerta del museo. Las expectativas no eran muy altas, por lo que había leído había poco que ver. Y es cierto, pero hay una animación con luces estroboscópicas que aunque no hubiera más ya merecería la pena la visita. También puedes ver un corto en una minisala de cine, que en nuestro caso era de un perrito que se pierde y no encuentra a su dueña. Vaya dramón que han montado en 15 minutos que duraba. Yo me acordaba de mi gata Chilindrina y me daba complejo de mala dueña por dejarla un año en las garras de Paula que seguro que la tortura cada tarde a golpe de sandwiches de nutella (o nocilla extra avellanas, pero nunca de la normal).

En fin, que también hemos picado y nos hemos gastado el presupuesto Scrooge de hoy y mañana en camisetas, dvds y pines de Totoro. Un día es un día, hasta para el más agarrao de los catalanes, que es el que me ha tocado en suerte (esto no se lee en Cataluña, verdad?)

Sakura House, o como dormir y comer en Tokio por 18 € y pico.

Una de las ventajas de viajar con tiempo es que puedes encontrar precios por debajo del "telaclavo" turístico. Nuestra idea original para Japón era alternar un piso de alquiler en Tokio con idas y venidas ocasionales a otras zonas mediante el Japan Rail Pass. Pero si buscar un piso ya es difícil aquí, imaginad en Tokio. Como es normal, el mundo del alquiler se orienta hacia el mercado local y no hacia el extranjero, por lo que no encontramos prácticamente ninguna página en inglés que nos pudiera ayudar, y lo que es peor, encontramos varias que nos desanimaron advirtiéndonos de lo sumamente caro y difícil que era alquilar en Tokio. Al parecer tienen todo un sistema legal montado que obliga al inquilino a pagar casi 6 meses por adelantado, a presentar mil avales y a aceptar condiciones prácticamente fuera del alcance de los no residentes. La parte buena es que encontramos la página de Sakura House.

Esta empresa está especializada en alquilar pisos, habitaciones y camas a extranjeros, con un sistema mucho más simple y a precios bastante más económicos que un hotel. En nuestro caso elegimos un apartamento independiente en una zona cercana al centro y por un periodo (mínimo permitido para apartamentos) de un mes. Tiene unos 13 m2. Cocina, baño e Internet incluídos. No es muy grande, pero más que suficiente para dormir y cocinar. Está situado en el barrio de Monzen-Nakacho (muy tranquilito y rodeado por templos), a diez minutos del metro y a quince minutos en metro de Shibuya, que es algo así como la Plaza Catalunya de aquí. Es un edificio curioso, como todos los de Tokio, y desde luego no es bonito, pero sí muy práctico. Pegas le hemos encontrado 3:

1) Es difícil pillarle el punto al aire acondicionado. O te asas en tu propio jugo o te congelas.

2) Las cortinas son de papel de fumar: tenemos más luz que en el armario de un torero.

3) El sistema de recogida de basuras es super-estricto, tirando a demencial.

Lo de las basuras en realidad no es culpa de los de Sakura, pasa igual en todo Tokio. Pero es que es un infierno. Recogen la basura orgánica sólo dos veces por semana, y sólo puedes tirarla ese día y en la franja horaria de 7 a 8 de la mañana... Y cuidado con equivocarte al separarla porque si no lo haces bien no se la llevan!!. Separar significa, por poner un ejemplo real, quitar el tapón y las pegatinas de una botella de pet y tirarlas en el container de "no-reciclable", y dejar la botella en el container de reciclable. Los chicos que nos llevaron al onsen de Kawasaki nos dijeron que ellos se suelen llevar toda la basura que producen en Tokio a Kawasaki (Kawasaki es algo así como Cornellá pero con Yakuzas) porque allí es mucho más fácil deshacerse de ella. Para colmo, en Tokio NO HAY PAPELERAS. Ni una. Al parecer las quitaron a raíz del 11-S, o eso nos contó alguien...

Pues eso, que pasarse en Tokio de un mes para arriba, compartiendo un pequeño piso entre dos, puede salir por unos 18€ al día ... y mucho menos si estás dispuesto a compartir un dormitorio con 4 o más personas. Tras diez días aquí estamos muy contentos con nuestro pisito de 13 m2, eso de poder cocinar desde la bañera no tiene precio.... Por cierto, nuestra bañera es muy normalita, pero la que le tocó a MaM parece ser que era del futuro. Según él, la bañera era "super-cañera" y le decía cosas en japonés (no sabemos si al oído). Y le dejaba programar los grados centígrados del agua con unos botoncitos y tal, que eso ni en Star-Wars se ha visto todavía...


P.D. Alguien nos pidió un video con los lavabos "full-equipment", pero hay un problema... Hasta que no te sientas no responden a ninguna orden, y una vez sentado hay poco que grabar. He intentado engañar al sensor de culos sin éxito. Seguiremos intentándolo!

viernes, 14 de septiembre de 2007

Probando el agua

El miércoles se nos unieron en Tokio Paula y David, que saltaron de Estocolmo a Barcelona y de ahí aquí. Pese a la melatonina que han estado tomando, David llegó en un estado lamentable y entre gamba y gamba echaba cabezadas. En cambio Paula llegó como una rosa y se pasó el día chancleteando con alegría. Les hicimos un mini tour Shibuya-Harajuku, les dimos de cenar y los mandamos a la camita. Yo aproveché para poner una lavadora, porque estabamos en situación límite de calcetines. Era mi primera lavadora de monedas y había comprado detergente y suavizante (o eso creo que eran), pero resulta que lo que fuera que echase iba directo al tambor, asi que tuve que ponerlo todo junto. Está visto que el suavizante es superfluo en la vida del viajero. También calculé mal los tiempos y la ropa salió hecha un guiñapo, pero al menos ahora vamos limpitos.

Ayer pasamos la mañana en Shinjuku en una tienda que tiene de todo: bolis, papel para paredes, máquinas masajeadoras de pies, disfraces de americano (con peluca rubia y camisa de cuadros incluida), bicicletas y hormonas para gatos. En una sola tienda: Tokyu Hands. Uno se puede pasar el día curioseando allí, pero nosotros habíamos quedado con Takeshi y la recorrimos en poco más de una hora. Takeshi es un amigo de David y fan de The Merrymakers. A su vez, él tiene otro grupo llamado Sooners, y ayer él y su hermano Kei nos iban a llevar a ver unas actuaciones en Shibuya. Como no hay dos sin tres, también estaba la mujer de Kei, Takako, que también es cantante. Que lo es lo pudimos comprobar ayer porque nos llevaron a verla en directo. Acostumbrada a los garitos en España, yo alucinaba del sitio donde tocó. La barra estaba fuera, para no molestar, había taquillas en lugar de guardarropa y el suelo estaba casi más limpio que las sillas donde se sentaba el público. Por supuesto, la gente escuchaba en completo silencio, lo que me cuadraba con lo que nos contó Takeshi, que en Japón es de mala educación reirse en voz alta en el cine, incluso si la película es de risa.

Al terminar la tercera actuación eran las 9 o así y como Takeshi y Kei (en la foto con David) se habían ofrecido a hacer de guías, esperábamos un tour de bares por Shibuya o una noche de karaoke. Pero no. Nuestra próxima parada era un onsen (baño público) en Kawasaki, pueblo a medio camino entre Tokio y Yokohama. Como el inglés de Takeshi es así de Home English, pensamos que no le habíamos entendido. Más tarde, ya en el tren, comprendimos que sí, que íbamos camino de confraternizar en pelotas (ellos, porque Paula y yo fuimos a la parte de mujeres). A nosotras nos soltaron con dos toallas cada una y ahí os las apañéis. Menos mal que en nuestra guía Living Japanese Style explicaba que había que lavarse primero, con enjabonado y aclarado, y luego bañarse. Las japonesas curioseaban de reojillo, y nosotras a ellas, porque aunque ellas y nosotras ya lo sabemos, queremos comprobar que realmente tenemos todo en los mismos sitios.

Hoy Alberto ha amanecido con un poco de fiebre, probablemente fruto de los cambios de temperatura de ayer, asi que  se ha quedado en casa y hemos estado dispersos. Paula y David se han ido a arrasar Akihabara con su tarjeta VISA. Akihabara es el barrio de la electrónica y hay cientos de comercios repetidos que venden móviles, cámaras, portátiles, etc... Muchos los exhiben en la calle, como alpargatas de mercadillo. En todas las tiendas tienen como 3 empleados por cada cliente y bastantes ponen a uno con un megáfono en la puerta que proclama las maravillas del comercio, bien chillando, cantando o rapeando. El otro día vi que en una tienda 5 dependientes aplaudían a un cliente porque había hecho una compra. Luego le entregaban su paquete, se deshacían en inclinaciones y le volvían a aplaudir.

Y bueno, yo hoy he ido a Asakusa, a tirar fotos del río Sumida. Quería montar en barco pero he llegado tarde, lo que ha sido un fastidio porque iba con todo el equipo, pero a cambio me he encontrado con los luchadores de sumo mientras salían del estadio donde se celebran los campeonatos. Una horda de fans y yo hemos aguardado la salida de los ganadores que embutidos en sus kimonos iba firmando autógrafos a diestro y siniestro.

miércoles, 12 de septiembre de 2007

Haciendo el turista

En estos días hemos andado lo que no está escrito. Alberto se libró el día que se quedó de marujillo, pero yo me marché a ver el Yoyogi Park. Este parque, en la zona de Harajuku, el domingo se llena de Lolitas y actuaciones improvisadas y aunque todo es un gran escaparate, merece la pena verlo una vez. Llegando a Harajuku, me encontré a Miguel Angel, que venía de pasar el día en el parque, asi que dimos una vuelta rapidilla y nos sentamos a mirar en el mapa otra zona donde ir.

No sé si lo hemos comentado antes, pero aquí hace un calor espantoso. De día, si amanece bueno, es imposible aguantar al sol. Notas que la ropa se te va pegando, como si pasaras por un túnel de lavado. Al final ya no sabes si lavarla o tirarla directamente. Si llueve es lo mismo, pero además te calas los pies.

Al final, Miguel y yo decidimos ir a Roppongi y tras un viajecito en tren, aparecimos en un centro comercial muy pijo que no nos cuadraba nada con lo que esperábamos encontrar. Ésto último tampoco lo teníamos muy claro. Como queríamos comer algo y nos veíamos venir la clavada, nos pusimos a andar y aparecimos en la librería Tsutaya, de la que hay varias en Tokyo. Las que yo he visto van unidas a un Starbucks y puedes tomarte un café mientras lees algo. Nos venía perfecto. Además tenían una sección de cosas rusas, sobre todo de Cheburashka pero también de cámaras lomográficas, muy chula. Al ser Roppongi una zona de extranjeros la sección de libros e inglés era inusualmente grande; Miguel dice que en las otras que ha visto no lo era tanto.

De ahí salimos para la torre de Tokyo, que ciertamente tiene poca gracia en sí, pero que subiendo ofrece unas vistas muy chulas. En mi guía Lonely Planet decía que era una trampa para turistas y razón no le falta, porque Tokyo tiene bastantes edificios altos desde los que se ve toda la ciudad y no hay que pagar para subir. En la torre, en cambio, te hacen pagar. Pero bueno, ya que estábamos allí subimos y, como cualquier cosa que hacemos aquí, estuvo divertido.

Saliendo de Roppongi intentamos buscar otra vez el famoso yakitori (el sitio de los pinchitos) en Shibuya. Nada, desaparecido del mapa. Ayer por fin Miguel Angel nos desveló que el sitio estaba en Shinjuku, no en Shibuya, y que habíamos estado buscando el el barrio equivocado. Grrrmffff.

Ayer por la mañana fuimos al Museo de Arte Contemporaneo de Tokio a ver una exposición de Kazuo Oga y su trabajo para el estudio Ghibli. Tuvimos que hacer bastante cola para entrar, lo que nos sorprendió bastante porque la exposición de un dibujante en España no habría tenido tanto éxito. Había gente de todo tipo y edades. Hasta grupillos de señoras mayores que examinaban los dibujos con atención. Eso sí, mucha gente, pero todo muy organizado y civilizado, con trabajadores del museo que te iban indicando en cada esquina por donde colocarte. Al final te daban un origami de Totoro que todo el mundo resolvía en 2 minutos mientras yo le daba vueltas sin saber muy bien por dónde empezar. Ni con las instrucciones delante, oye. Qué vergüenza para mi profesor de pretecnología.

Al salir del museo diluviaba y un aparcacoches muy amable nos regaló un paragüas para que pudiéramos salir. ¿He dicho ya lo amable que es todo el mundo aquí? Pasamos el día en Akihabara, descambiando una lente angular que ha comprado Alberto para su flamante nueva cámara de de video alta definición Sony de última generación. En cuanto termine de pelearse con ella empezaremos a postear videos. O una foto de la cámara pisoteada en el suelo. Lo que venga antes.

Acabamos el día cenando con Miguel, una amiga suya coreano-japonesa y otro amigo japonés. Nos llevaron a un okonomiyaki. ¿Qué es lo que es esto? Pues una mesa en la que te sientas que tiene una plancha incorporada en el medio. Ahí viene la camarera y va echando los ingredientes, que son muchos, y casi todos desconocidos. Luego va y los revuelve con una especie de salsilla y deja que se vayan pegando a la plancha, en plan torta. A tí te dan una espatula tamaño mini y cuando está suficientemente socarrado, te lanzas a despegar trozos de tortilla y te los comes. Al acabarse viene la camarera y repite la operación con una mezcla nueva. Tú, en tu lado de la mesa, entre el humo, la cerveza y el sake que lo acompaña todo, te vas pillando un mareillo de cuidado. Tanto que cuando sales del restaurante y sigue lloviendo a cántaros y tu anfitrión japonés te dice que te va a llevar a tomar algo y te lleva corriendo entre la lluvia por pasajes estrechos llenos de garitos llenos de humo y olor a comida te crees que estás en Blade Runner y te emocionas. Hoy resaca, claro.

domingo, 9 de septiembre de 2007

Continuando con el tema gastronomía

Ayer, después del chasco de la noche anterior, en cuanto vimos un bar de pinchitos nos tiramos de cabeza. El menú era casquería total. Alberto sólo pudo comer un poco de su plato porque enseguida llegó el de Miguel Angel, que había pedido un variado de pinchitos y que tenía pinchos de lengua, de cartílago y de pollo. Yo pedí uno de bolas de pollo, pero acabé comiéndome parte de los de lengua de Miguel Angel, que sorprendentemente estaban ricos. Aquí os dejo el menú y la evidencia fotográfica.



Marujeando por Tokio 2

Antes de encontrarme a la señora del post anterior he estado haciendo la compra en el super del barrio. Como era de esperar, las cosas que suelo comprar en Barcelona aquí están por las nubes, lo que tiene su lógica: patatas a 4 €/kg, cebollas a 2€ medio kilo, manzanas a 2 € la pieza, melocotones a 6 € la pieza, aceite de oliva a 3€ los 125 mililitros, etc, etc... Por el contrario el tofu o la salsa de soja están totalmente regalados. En definitiva, que hacer una tortilla de patatas no está al alcance del marujo viajero. Afortunadamente una de las estanterías me ha hablado (sí, aquí las estanterías te hablan cuando te acercas) cuando me acercaba a unas setas muy chulas y he visto la luz. Era la luz de la minipantalla que me hablaba, situada justo debajo de las setas. Aquí cuando quieren promocionar algo lo hacen de verdad y no reparan en costes para poner todo tipo de dispositivos en los lineales que se activan cuando te acercas a ellos. Este tenía un vídeo en el que enseñaban a cocinar las setas, lo que me ha venido de perlas. He comprado todos los ingredientes que aparecían en el vídeo (bueno, se parecían un poco...) y me he ido a pagar. Setas, tofu frito, salsa de soja, fideos precocinados, y unas hierbas alargadas sin nombre conocido. En el vídeo añadían carne y otros potingues que no he añadido ni falta que ha hecho, ha salido increiblemente bueno. Las setas en cuestión (algún día me haré con una cámara y os las enseñáré) son las más buenas que he probado, y me recuerdan muy remotamente a los boletus, aunque con más consistencia. Me han costado cien yenes, es decir, 100 pts, es decir... menos de un euro. Por cierto, que gozada volver a contar en pesetas otra vez!!

También he aprovechado para investigar donde conseguir una bici de segunda mano. De momento he encontrado una tienda que las vende, pero que ahora mismo las tiene agotadas. Me han dicho que vuelva a preguntar en unos días. Por cierto, el método Pimsleur de japonés funciona de maravilla. Vale muy mucho ponerse un poquito con el japonés antes de venir, porque es realmente sencillo y útil! Al menos para cosas básicas y marujiles!

Marujeando por Tokio

Hoy me he quedado a descansar por el barrio, así que he aprovechado para investigar la zona y para departir con los Tokiotas. Aquí son tan amables que cualquier pregunta inocente puede complicarse hasta el infinito, así que más vale ir con cuidado. Hoy se me ha ocurrido preguntarle a una señora que pasaba si sabía en que punto del mapa que tenía entre mis manos nos encontrábamos. Estábamos junto al río, muy cerca del apartamento, y yo sólo necesitaba saber si estaba en el puente correcto o en el contiguo. Además, estaba junto a un cartelón con un mapa en japonés, por lo que esperaba una respuesta rápida. Pero no, la cosa se ha complicado. La señora, tras girar 5 veces mi mapa y señalar en todas direcciones me ha dicho que la siguiera. Me ha llevado hasta su casa porque al parecer su hija sabía hablar inglés y podría ayudarme. En fin, si estaba mínimamente perdido, al llegar a su casa ya no tenía ni idea de donde estaba. Por desgracia su hija había salido, y el mancebo que ha cogido el interfono debía estar viendo el partido, así que no nos ha hecho mucho caso. Pero la señora no se ha rendido y me ha llevado hasta una estación de policía que estaba mucho más lejos todavía. Mientras tanto la señora llamaba y llamaba por teléfono esperando el comodín de la llamada, pero sin fortuna. En la comisaría nos han sacado un supermapa de Tokio con todo lujo de detalles y hemos formado un comite de crisis. Dos policias, la señora, y el gaijin que no se cortaba un pelo y les insistía que en que estaban mirando el mapa del revés. Pero claro, aquí el tonillo a lo Pacomartinezsoria no lo pillan, y he esperado imperterrito 10 minutos hasta que se han dado cuenta entre risas. Finalmente todo ha quedado aclarado así que la señora me ha sacado de la comisaría y me ha acompañado 6 o 7 calles más hasta que ella también se ha perdido y hemos preguntado a otro señor. Este lo ha visto más claro, entre otras cosas porque estabamos en la intersección de un río y una autopista, y en el mapa sólo había un sitio parecido. No había pérdida posible, así que la señora se ha quedado tranquila y nos hemos despedido entre lágrimas de emoción. Casi casi lo mismo que en España...

Tokio, que paz...

Alguien comentó en el blog que Tokio no se correspondía para nada con la imagen a lo "Blade Runner" que tenemos de ella, y tenía toda la razón. Desde luego, el centro a horas punta tiene una actividad y decorados espectaculares: neones, chicas disfrazadas de personajes de manga, autopistas elevadas, rascacielos (no demasiados), etc... Pero no hay ni rastro del caos y los extremos que vemos en las películas o los manga. La gente es sumamente amable y ordenada, y las masas fluyen por las avenidas con total naturalidad, sin prisas y sin neurosis aparentes. Hablan e intercambian risas igual que lo hacemos en España, pero con muchas menos estridencias y sin molestar a nadie. Hasta los que tienen pinta de "raritos" parecen totalmente inofensivos, y ni siquiera los "sin techo" llaman la atención. Si hay algo que llama realmente la atención de Tokio es la tranquilidad. La mayor parte de la ciudad se parece mucho más a los barrios de casitas pequeñas que aparecen en "Doraemon" que al neo-Tokio de "Akira", incluso en las calles secundarias de Shinjuku y Shibuya. La verdad es que no entiendo muy bien como está montado el sistema de tráfico, porque parece que casi no hay coches ni retenciones, y se supone que Tokio tiene varios millones de habitantes. Pero es que fuera de las horas puntas llega a parecer una ciudad desierta. Las calles están vacías y sólo cada 30 o 40 segundos pasa un coche, una bicicleta, algún peatón o algún gato.



Se tiene una sensación muy agradable, como la de vivir en un pueblecito. Los coches no se pueden aparcar en las calles, así que éstas son propiedad de los peatones y de los ciclistas. La gente es tan cívica que las bicicletas se dejan sin atar, al igual que los utensilios de los comercios y talleres, que se almacenan muchas veces en el exterior de las tiendas. Por las noches, las floristerías dejan algunas plantas fuera de la tienda y las carpinterías listones apoyados en las fachadas. Los coches se guardan en garajes situados en la planta baja que pocas veces se cierran. La gente dormita en el metro y en los parques con total tranquilidad, sin miedo a que les puedan robar algo. Y por la noche sólo se oyen grillos. Hasta los coches parecen hacer menos ruido que en España. ¡Por cierto! El coche de policía tamaño micro-mini que aparece en el Dr Slump es REAL y patrulla por Tokio. Foto a la derecha. Es realmente increible, da la sensación de que la gente tiene una consideración absoluta hacia los demás y hace todo lo posible por facilitar la convivencia incluso cuando les cuesta esfuerzo. El tema de las basuras es un buen ejemplo. Aquí hay que clasificar las basuras más o menos como allí, pero con alguna diferencia. La primera es que sólo puedes bajar cada dos o tres días la "quemable" y una vez por semana el resto. Y si no la separas adecuadamente, según el folleto informativo, "la basura no será recogida y le será devuelta inmediatamente" (glups). Nosotros de momento la tenemos en la nevera, esperando a ver si nos aclaramos.. Los tetra-briks no tenemos ni idea de como clasificarlos, por ejemplo...

sábado, 8 de septiembre de 2007

Coste de la vida en Japón según Mr. Scrooge.

Cuando te dispones a pasar 10 meses fuera de casa la perspectiva que tienes sobre los costes diarios cambia bastante. En la vida diaria lo normal es dedicar la mayor parte del tiempo al trabajo (ganas dinero) mientras que sólo una o dos veces por semana haces gastos considerables o recibes facturas de gas, luz, etc... Cuando viajas pasa justo lo contrario: los ingresos los tienes al principio, en forma de ahorro, y a partir de ahí todo son gastos, por lo que tienes que ir con bastante cuidado. Una de las dificultades para planificar un viaje largo es saber cuanto dinero vas a necesitar en cada sitio para la vida diaria: comer, beber, dormir, transportes, ocio, etc... Japón era una de las partes del viaje que más nos preocupaban, porque teníamos la idea de que era uno de los más caros. En el día y medio que estuvimos en Londres por parada técnica nos pasamos bastante del presupuesto medio diario y sólo para comer mal y dormir peor, así que digamos que tenía motivos para estar preocupado. De momento en Tokio las cosas nos van mucho mejor: estamos por debajo del gasto medio presupuestado para todo el viaje  y además nos lo estamos pasando de coña, así que muy bien :)

Os pongo un ejemplo de los gastos individuales que hemos tenido en un día normal:

- Apartamento (Sakura House, un mes mínimo, compartido entre dos): 18 €

- Metro: 4 €

- Compras varias (adaptador corriente, una diadema, agua, etc..): 8 €

- Helados: 3 €

- Batidos 3 €

- Comida  5 €

- Cena 3 € (cocinada en el apartamento)

Total: 44 €

La sensación que tenemos es que Japón es bastante más barato que Barcelona, con la excepción del alojamiento y del transporte. Hoy yo ya estaba más tranquilo respecto a los gastos y he sido menos Scrooge, y aún así no hemos gastado más, quizás un poquito menos. La quincena que estamos de ruta por el resto de Japón nos saldrá algo más cara, pero tiene pinta de que, compras y regalos aparte, el coste medio de Japón puede ser, aproximadamente de unos 50 - 60 € diarios. Más bajo de lo que nosotros pensabamos.... Sobretodo teniendo en cuenta que luego tenemos que promediar con Tailandia, Laos, etc.. que son mucho infinitamente más baratos. Thais y Ramón (link del blog en el menú de la izquierda) nos han contado que Nueva Zelanda es más económico que Barcelona, así que me parece que hasta a Australia no volveré a sacar a Mr Scrooge muy a menudo :) (Lo que no significa que no vaya a seguir manteniendo la lista de costes en el futuro por si a alguien le sirve de guía).

Por cierto, si alguien quiere contribuir con nuestras finanzas no tiene más que picar en los links de los amigos de Google que aparecen arriba y a la izquierda ;)

 

Próximo Post: Teletienda!

viernes, 7 de septiembre de 2007

Tokio a punta de preguntas

Ayer por la mañana llegamos a Tokio tras 11 horas y media de vuelo. Gracias a los consejos de Seat Guru y a la posibilidad de escoger los asientos con antelación, vinimos en dos sitios bastante espaciosos en la parte de atrás del avión. Lástima que pese a las comodidades apenas dormimos y llegamos aquí hechos unos trapos, a eso de las 11 de la mañana. Entre ir a firmar el contrato del piso a la agencia (Sakura House), que te tienen media hora firmando más papeles que si hubieras pedido una hipoteca y otra media explicandote el inventario del piso, cómo se recicla la basura y demás, y que como las calles no tienen nombre dimos un poco de rodeo al salir del metro, llegamos al apartamento a las 3. En el trayecto de tren hasta la agencia y en el de metro hasta el piso íbamos turnandonos para dar cabezadas porque no aguantábamos despiertos. Tan mal nos veríamos que en el del tren incluso pusimos el despertador del movil. Ya en el piso tuvimos un momento de lucidez. Bueno, eso o que nos habíamos pasado de rosca, pero dejamos las mochilas y en vez de caer dormidos donde fuera, tal y como entramos por la puerta volvimos a salir camino del supermercado. Ahí comenzó nuestra operación alucine.

Hago una parada para explicar que yo salí de Barcelona con Alberto, pero a Japón he llegado con el señor Scrooge, que es un señor muy parecido a Alberto pero que a cada gasto que hago me dirige una mirada reprobatoria y por si no he pillado la indirecta la acompaña de un "como sigamos así nos vamos a salir del presupuesto". Un día de estos se le va a aparecer el Espíritu de los Viajes Futuros, en forma de Miguel de la Quadra-Salcedo, y le va a mostrar un futuro de viajes muy muy negro.

Siguiendo con la llegada a Japón, acabamos comprando la cena en un todo a 99 yenes. Dicen que el hambre agudiza el ingenio, pues se ve que el ojo también, porque todo lo que compramos estaba bueno. De hecho he aprendido un truco del que aún tengo que probar la efectividad: hay que fijarse en el envoltorio, y si los ingredientes aparecen sonriendo y de la mano, es acierto seguro. Ayer funcionó y no veo por qué no tendría que volver a hacerlo.

Hoy, con el atocinamiento de ayer (también llamado jet-lag en círculos viajeros), hemos amanecido a eso de las 2. Nuestra primera visita ha sido a Yodobashi, megatienda de todo aquello por lo que alguna vez hemos deseado ser japoneses: cámaras, portátiles, móviles. Era como recorrer los pasillos del MediaMarkt del 2010. Pero multiplicado por 8 o 9 plantas. Luego hemos quedado con Miguel Angel, que lleva ya 10 días dando vueltas por aquí y que muy amablemente nos ha llevado a un sitio estupendo en Shibuya para cenar donde servían unos pinchos de pollo para chuparse los dedos y una cerveza irresistible. Lástima que no hemos llegado a encontrarlo, porque así descrito pintaba muy bien. Entre tanto, y como andábamos perdidos, Miguel ha pedido indicaciones a un chico por la calle. El chico le ha dicho ¿y queréis ir hasta allí andando?¿seguro? y nosotros que sí que sí. Como parecía que estaba muy lejos nos ha empezado a dibujar un plano, con sus vías del tren y sus cositas (en la foto). Diez minutos de indicaciones y dibujos después, Alberto se ha lanzado a amortizar su curso de japonés con una broma para romper el hielo. Su intención era decirle al amable japonés "¿nos acompañas?", frase que ya en sí impone la obligación de acompañarte al más maleducado de los japoneses, pero para más inri, ha confudido la sugerencia con el imperativo y le ha soltado un "nos vas a acompañar. seguro". El chico, como buen japonés, ha sonreído y acto seguido ha mudado la expresión a "mecagüenlaleche, ahora tengo que acompañarlos", ha cerrado su dibujo, e indicándonos que le siguiéramos, ha echado a andar calle abajo. Miguel Angel le suplicaba que no, que no. Le decía todo lo que se sabía en japonés, que si sumimasen, que si onegaishi mas. Pero nada, el tío no ha parado hasta que nos ha dejado en un cruce ya enfilados a donde queríamos ir. En el camino nos ha preguntado de dónde éramos, y al preguntarle si había estado alguna vez en España no hemos entendido lo que ha dicho, pero casi mejor. Joer, seguro que si el tío hace una lista de los momentos más violentos de su vida, éste está en el top 5.

martes, 4 de septiembre de 2007

Paramos en Londres a cargar la Nintendo y seguimos.

Son las 11 de la noche en Londres, llevamos unas 13 de viaje y ya hemos tenido nuestros primeros conflictos en las aduanas. En el aeropuerto de Barcelona unos policías muy malcarados han cacheado a nuestro Monkiki creyendo que ocultaba algo, apretándole las tripas sin ningún tipo de miramiento. Finalmente se trataba del cemento dental de Carol, que iba envasado en un tubo metálico, pero el pobre mono lo ha pasado muy mal sin ninguna necesidad. No contentos con eso, la encargada de revisar los pasaportes se ha partido de risa sin ningún disimulo con la foto del pasaporte de Carol. Las cosas han mejorado en el Aeropuerto de Gatwick ya que aquí la gente se ríe mucho más disimuladamente.

Lo de la flema inglesa, de todas formas, parece que ha pasado a mejor vida. Resulta que se ha declarado una huelga de tres días en el metro y están prácticamente todas las líneas paradas. Lejos de tomárselo con la calma esperada los ingleses se dedican a correr como locos por las calles mientras se tiran de los pelos histéricos. En medio del caos nosotros y nuestros 30 y pico kilos de mochilas hemos llegado sin mayores problemas al bed & breakfast, aunque un poco preocupados por saber si mañana podremos llegar al aeropuerto. El b&b en el que nos alojamos (de nombre Bakers, lo lleva un chico de unos 25 años, cruce perfecto entre Julio Jose Iglesias y Michael Jackson. En su despacho tiene unas bonitas fotos del general Gadaffi. Lo primero que nos ha dicho es que mañana no podremos llegar a Heathrow a menos que contratemos un taxi a través suyo a primera hora de la mañana. Teniendo en cuenta que el tren desde Gatewick nos ha costado 20 € por cabeza hemos calculado que un taxi nos puede salir por unos 60... por lo menos. Finalmente hemos decidido ir a preguntar a la estación de metro, donde nos han asegurado que la línea que necesitamos funcionará mañana.

Hemos aprovechado la salida para agenciarnos un adaptador eléctrico, el más baratito que hemos encontrado, con el que recargar la Nintendo de cara al viaje de mañana. También hemos comido algo acorde con nuestro presupuesto y los precios de Londres. Carol un Mac-noseque y yo un Spiced-Veggie. Muy bueno no estaba, pero el ardor de estomago que me ha producido ha conseguido hacerme olvidar mi dolor de espalda, así qué no hay mal que por bien no venga. Para los que aún lo dudan: hacer ejercicio físico es malo y además duele. Ahora estamos en el B&B, pirateando la Wi-Fi de unos desconocidos con el portátil. Creo que ha sido lo único medianamente barato que hemos hecho hoy. En dos horas hemos comprobado que por mucho que suban los precios en Barcelona, en Londres suben aún más.

P.D. Como era de esperar el Peugeot ha dejado tirados a Paula y David en algún lugar de Francia, por lo que es posible que tarden un día más en llegar a Barcelona. ¿Alguien puede pasarse a dar de comer a los gatos plis? (queda jamón en la nevera!)

turutuututuuuuuuu

Nos vamos!!!!!

domingo, 2 de septiembre de 2007

Para los del curre...



Muchas gracias a todos por conseguir lo que parecía todavía más imposible que tomarnos un año sabático: que nos de pena hacerlo. Por suerte la tristeza durará sólo hasta que nos demos cuenta de que estar en la otra punta del mundo en el sXXI no significa estar más lejos, y eso será más o menos el jueves... No os librareis de nosotros tan fácilmente :)))))!!!