jueves, 17 de abril de 2008

De Vientiane a Luang Prabang

Estamos empezando a pensar que cuando nuestro guia tailandes nos dijo que las chicas laosianas eran las mas guapas del sureste asiatico no exageraba. Llevamos 5 dias en Laos y no dejamos de darnos codazos todo el dia asombrados. Los chicos laosianos no se quedan muy atras pero los ganadores absolutos son los niños. Laos esta teniendo un efecto terriblemente ablandante en los dos porque cada niño que vemos nos parece mas guapo que el anterior. Ademas no hay tres ni cuatro, los niños laosianos estan por todos lados y sentarse a verlos jugar se ha convertido en uno de nuestros pasatiempos favoritos.

Aparte de la belleza de los laosianos los paisajes y la tranquilidad hablan de una vida sencilla y relajada. Seguramente mas de lo que lo es en realidad, pero Laos es tan bucolico que es inevitable sentirse emocionado. Es el pais perfecto para sentarse durante horas en un autobus y disfrutar del paisaje y de escenas rurales que parecen sacadas de una pelicula: hombres y mujeres sesteando a la sombra, chicas pedaleando en la bici cubiertas por una sombrilla, familias enteras que cantan y bailan y sobre todo muchisimos niños jugando o banandose o cuidando de sus hermanos. A mi me dan ganas de parar el autobus en cada sitio y bajarme a saludar a todo el mundo. Lo que yo digo, que Laos esta sacando lo mas noño que llevamos dentro.

Si en Luang Prabang, que es donde estamos ahora, nos estamos dedicando a la vida contemplativa en Vientiane no paramos ni un segundo. En Pi Mai tuvimos la suerte de dar con una familia que necesitaba efectivos para combatir a sus vecinos, que les estaban poniendo a caldo. Como ibamos armados y pasabamos por alli nos invitaron a quedarnos, nos dieron Beerlao para superar el miedo y nos enviaron al frente, es decir, al trozo de acera que les separaba del enemigo. Con tanta Beerlao yo ya no distinguia amigo de vecino y al rato disparaba a cualquiera que se me acercase palangana en mano. Entre ataques por sorpresa, estrategias y traiciones se nos fue pasando el dia y un poco antes de la puesta de sol decidimos despedirnos y completar la que ha venido siendo nuestra rutina en Vientiane con un bañito en el rio.



Al llegar al Mekong deje a Alberto descansando en la orilla para irme a hacer unas fotos rio arriba. Alli se quedo pensando en sus cosas, tan ensimismado que no se percato de que un grupo de adolescentes empezaba a rodearlo. Para cuando quiso darse cuenta ya lo habian cogido de pies y manos. Acto seguido y a la de tres lo lanzaron al Mekong. Tiene gracia que Mekong rime con pilon.

Al dia siguiente, con el Pi Mai a punto de concluir en Vientiane salimos en autobus para Vang Vieng. La idea era hacer una breve parada alli para al dia siguiente proseguir el viaje hacia Luang Prabang. De Van Vieng lo que habiamos oido no era demasiado alentador, pero paramos por ver lo que alli se cocia con nuestros propios ojos. Llegamos a la una del mediodia y a la una y cinco ya queriamos escapar. Musica a todo trapo, mochileros camiseta-de-cerveza-Chang, bares con televisores emitiendo capitulos de Friends o Family Guy y el dueño de hostel mas desagradable que nos hemos encontrado en todo el viaje. Era como estar en el desierto en medio de un oasis. A mi enseguida se me puso un humor de perros que mejoro al darme cuenta de que me lo producia el lugar. Por la tarde salimos a dar un paseo y por suerte el panorama al otro lado del rio era bien distinto. Alli nos apalancamos en una terraza con un zumo y esperamos a que se pusiera el sol para volver al infierno.

En Vang Vieng tambien descubrimos al que ha tenido los honores de ser el segundo personaje mas patetico del viaje. El primero, que mucho me temo conservara el titulo durante años, fue un anglosajon que se alojaba en el mismo hostal que nosotros en Ubud, Bali. Era un tipo de unos sesenta años, espigado, que viajaba acompanado de un pinguino de peluche del que no se despegaba. Alberto dice que tenia pinta de pervertido, pero a mi, al menos de aspecto, me parecia bastante normal. Hasta aqui la historia ya tiene su dosis de patetismo, pero afortunadamente para nosotros, espectadores de esa curiosa relacion, no queda ahi. El hombre no solo compartia mesa con su peluche sino que ademas le ponia voces y pedia el desayuno a traves del pinguino. El camarero, sorprendentemente, mantenia el tipo y cada mañana invariablemente tomaba el pedido de boca del animal. Nosotros desde nuestra mesa admirabamos la profesionalidad del balines. Dias mas tarde, cuando ya habiamos hecho nuestro "tour" por Bali y estabamos de vuelta en Ubud vimos un cartel con una foto pegado a un poste de la calle. La cara que aparecia en la foto me era familiar y me acerque a echar un vistazo. No era ni mas ni menos que el pinguino. El cartel lo habia puesto el anglosajon para denunciar su desaparicion dos dias antes y la foto era un retrato del peluche sentado en el regazo de un camarero. Teniendo en cuenta que Ubud es famosa por unos macacos que roban todo era facil imaginarse el paradero del desaparecido. Lo cierto es que no sabemos si fueron ellos, pero nos imaginabamos la escena del secuestro del pinguino de manos de su dueño y nos tronchabamos de risa.

Volviendo al segundo personaje, aviso que esta a años luz del primero y como personaje patetico siempre sera un segundon. En este caso era otro anglosajon de aspecto y edad parecidos al anterior, pero en version National Geographic: gorro y pantalones de explorador, chaleco de mil bolsillos, camisa caqui, mochila de fotografo y una flamante Nikon D200 con lo que creo era un ojo de pez. Y digo creo porque nosotros lo observabamos desde arriba de un puente y no me daba la vista para asegurarlo. Pero vamos, sin la camara, solo por el atuendo, uno podia deducir que lo suyo era la fotografia. El hombre esperaba metido hasta las rodillas en el rio a que pasase algun laosiano con un canasto a la espalda, y cuando alguno aparecia se dedicaba a perseguirlo camara en mano por todo el rio, haciendo aspavientos a sus espaldas con los brazos y las piernas muy abiertos y disparando al tuntun desde un metro por encima de la cabeza. Los laosianos lo miraban no sabiendo muy bien que pensar. Algunos se dejaban hacer fotos y otros le huian descaradamente. Entonces el fotografo aceleraba el paso y los laosianos, al verlo acercarse hacian zigzag para despistarle. Como las que tenian todas las de ganar eran los locales, al final el personaje desistia y volvia a su punto original en medio del rio. Alli se quedaba leyendo?! hasta que volvia a pasar alguien. Yo no se muy bien si llego a hacer alguna foto en la que se viera algo, pero si me tuviera que jugar los cuartos seria al no.

Ayer, menos de 24 horas despues de llegar a Vang Vieng, volviamos a montar en el autobus con la precaucion de ser de los primeros en subirnos. El autobus se fue llenando y para los que llegaron ultimos ya no quedaban asientos y tuvieron que hacer el viaje sentados en taburetes de plastico en el pasillo. Lo que se dice un lujo asiatico. El autobus ademas se publicitaba como VIP por tener un aire acondicionado que el conductor tuvo que apagar a los cinco minutos de salir porque si no no subiamos las cuestas. De las siete horas cinco fueron curvas y de los socavones que pillamos yo perdi la cuenta. Nosotros saltabamos a cada bache pero al menos no teniamos que sujetar la silla como los que iban en el pasillo. Las relativas incomodidades del viaje, que tampoco fueron muchas, las compensaba con creces la vista del paisaje y las aldeas en la montaña.

Como se nos paso el dia en el viaje ayer apenas tuvimos tiempo de ver Luang Prabang. Paseamos un rato por el mercado nocturno, cenamos algo y nos empiltramos. Esta mañana nuestros vecinos han encendido la tele a las seis y para cuando ya me habia acostumbrado a las voces de la programacion infantil, a eso de las seis y media, han empezado a taladrar en la casa que estan construyendo al lado, asi que he abandonado toda esperanza de seguir durmiendo y me he ido a dar un paseo y a buscar otro guesthouse.
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P.D. Este post fue escrito hace dos dias, pero por motivos gastricos la autora no ha podido abandonar su nueva habitacion (en la que sufre exactamente el mismo ruido) hasta hace escasas horas. Lamentamos las molestias. Las de los lectores tambien.

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