sábado, 17 de noviembre de 2007

Encuentro en las antipodas

Un síntoma evidente de envejecimiento es acostumbrarte a la expresión "tenemos que quedar un día de estos aunque sea para tomar un café". Cuando aparecen cafés o cervezas de por medio es evidente que no se va a quedar, porque el anzuelo es tan trivial y asequible, lo tienes tan a mano, que no le das mucha importancia y acabas olvidándolo. Y pasan las semanas, los meses y los años sin que quedes con esa/s persona/s a las que tienes tan cerca y ves tan poco que parece que están en otro continente. En cambio, si pones un anzuelo más jugoso (no hace falta llegar a los extremos de "Los amigos de Peter") la reunión tiene éxito asegurado. Así que con Marta y David quedamos a tomar un café en la otra punta del mundo a día y hora indeterminados.

Aparentemente teníamos pocas posibilidades de conseguir encontrarnos, porque Nueva Zelanda es más o menos igual de grande que España pero con dos mitades separadas por un océano y ninguna de las dos parejas teníamos un calendario planificado. Por temas de trabajo nosotros nos compramos una tarjeta de móvil local, pero ellos sólo llevaban el móvil de Barcelona (apagado) y no había manera de contactar por teléfono y casi tampoco por Internet, porque como veis estamos permanentemente en el campo y con acceso bastante restringido. Cuando por fin coincidimos en gmail intentamos planificar un punto de encuentro. Para que os hagais una idea, ellos estaban en Cáceres (Queenstown), nosotros en Barcelona (Kaikoura) y decidimos quedar en Salamanca (Greymouth). Bueno, las distancias eran más o menos la mitad, pero dado que la velocidad máxima aquí son 100 km/h el tiempo de viaje venía a ser el mismo. Total, que quedamos en llegar a Greymouth el 10 de Noviembre y vernos allí. No se si os hemos hablado de como son las "ciudades" de N.Z., pero por si acaso lo hago ahora. En realidad aquí, aparte de Auckland, Christchurch y alguna más, no hay lo que en Europa entendemos por ciudades. Lo normal es que los nombres que aparecen en el mapa correspondan a granjas, y sólo cuando ves que está escrito en mayúsculas y negrita puedes fiarte de encontrar algo más que una choza. La ciudad estándar de N.Z. es una calle con tiendas, que se suele llamar "Store road" o "Main road", un lavabo público y con suerte algunas casas unifamiliares alrededor. Las tiendas son casi siempre las mismas: un "Warehouse" para productos variados, un "Park'n Save" para alimentación en paquetes de a 10 kilos, un "Dicksmith" para productos electrónicos y de vez en cuando un "New World" o un "Fresh choice" para delicatessens como el pan de baguette. Lo bueno es que puedes quedar en cualquier ciudad sin necesidad de especificar el punto, ya que por sentido común siempre acabas aparcando la furgoneta al lado del punto de información del pueblo. No por informarte (un día de estos haremos un post sobre la opacidad de los neozelandeses), sino principalmente porque suelen estar junto a los lavabos públicos.

Para llegar a Greysmouth teníamos que cruzar el "Arthur's Pass", una de las pocas carreteras que permiten cruzar del lado Este al Oeste de la isla Sur. Como teníamos tiempo y el paisaje acompañaba nos fuimos a la oficina de información del puerto para ver que excursiones podíamos hacer, y justo allí nos encontramos con David y Marta. Venían del glaciar Franz Josef, pero como les había hecho mal tiempo adelantaron la salida para darnos una sorpresa. Dicho y hecho.







Lo que pasó a partir de ahí es difícil de recordar y de resumir, y seguramente tiene poco interés para cualquiera excepto para nosotros cuatro. Básicamente hablamos mucho, nos reímos más y nos lo pasamos genial. Las actividades que hicimos fueron del tipo:

  • Volcar cafés encima de los últimos pantalones limpios del vecino.

  • Comparar caravanas. Aunque el modelo y el precio era el mismo, una Toyota Hiace, la suya estaba muchísimo mejor distribuída que la nuestra. Que envidia.

  • Presumir de menú. Ellos tenían garbanzos con chorizo para cenar y nosotros sopa de sobre, como cada noche. Desde entonces mi autoestima cocinera ha caído en picado.

  • Buscar sitios donde dormir de gratis, que no es tan fácil como parece.

  • Hacer fotos "creativas".

  • Secuestrar patitos.
  • Organizar carreras de cangrejos.

  • Preguntarnos si la marea sube o baja mientras David recolectaba mejillones gigantes en las rocas.

  • Escapar de los rangers que nos querían cobrar por dormir en medio del campo.

  • Cruzar mareas que suben en lugar de bajar.

  • Organizar combates de gaviotas hambrientas a base de galletas.

  • Combatir a las moscas de la arena. De poco nos sirvió.

  • Hablar sin parar sobre Japón, Vietnam, el factor tía Flora, los possums, las relocation, los mejillones, la familia, la evaluación de riesgos.y mil cosas más que no recuerdo.

  • ...

Nos movimos desde Arthur Pass hasta el parque nacional Abel Tasman, pasando por la costa de Punakaiki (donde hay rocas que parecen pancakes) y el área de Nelson Lakes. El parque Abel Tasman es básicamente playero, con el inconveniente de que los walks suelen ser por bosque y tienen pocos accesos a las playas, así que nosotros lo hicimos todo por la costa pese a que la marea estaba alta, pero sólo porque llevabamos a un bombero en el equipo. Si vais por allí, cuidado con las moscas de la arena y con las cuotas del camping del departamento de conservación, que son un timo. Por el contrario, si pasais por St Arnaud y la zona de Nelson Lakes, dormid en el camping del DOC (Departamento de Conservación). Hay cocina, ducha y hasta corriente para las caravanas.

Por si alguno de los que lee esto está preocupado por como están David y Marta después de 4 meses dando vueltas por el mundo os diremos que están igual de guapos y simpáticos que siempre, y con ánimos para repartir. Los cinco días que hemos pasado con ellos han sido como un tutorial sobre como sobrevivir con cuatro duros sin perder calidad de vida, así que si teneis pensado hacer un viaje largo con presupuesto ajustado os recomiendo que les envieis un mail para pedirles pistillas :). Y si os los encontrais por ahí de viaje no os despegueis de ellos, porque son unos compañeros de viaje geniales. Y les dais unos besos de nuestra parte!

6 comentarios:

Anónimo dijo...

"El factor Tia Flora" és una denominació lleument incorrecta. Es diu "L'efecte Tia Flor".

La tia Flor era la tia de la meva mare, tia-àvia meva i tia-besàvia de la Marta.

Els interessats en aquest efecte poden consultar:
http://www.angel.qui.ub.es/mans/Documents/Textos/tiaFlor405-NPQ.pdf

Anónimo dijo...

Hola parella,,... De p madre? me encontra vuetros comentarios. Carol, cada día mejorando la historia. Alberto y el GAp que hacemos?
DLo

Anónimo dijo...

El GAP se supone que viento en popa a toda vela si el senyor Pere no me ha enganyado... Por cierto, se comenta que se esta tomando vitaminas para sobrellevar el exceso de trabajo que le estais dando... Sera cierto??
Saluditos :)

Carol dijo...

Senyor Mans,

Agradecemos mucho la aclaracion pero nos da usted un poco de miedo. Por favor no nos asuste que bastante tenemos ya con las carreteras neozelandesas, las excursiones de montanya, las ocurrencias de su yerno y los leones marinos (no necesariamente por ese orden).

Por cierto, nosotros corregimos lo de el efecto tia Flor si a cambio nos recomienda algun libro interesante de divulgacion cientifica, que estamos sedientos de conocimiento.

Saludos

Carolina

Anónimo dijo...

el señor Pere intenta compaginar todas las tareas que tiene, que no son pocas y todas urgentes xD. Pero que yo sepa GAP esta bastante bien.

Os odio mucho

Anónimo dijo...

Hola,
jo no faig por, pobre de mi. El que digui la Marta és exagerat.
Llibre de divulgació: un de meu que es diu "Els secrets de les etiquetes" (o "Los secretos de las etiquetas", que també hi és en castellà). Si m'envieu l'adreça us n'envio un de dedicat.
Altres llibres generals: "Lo que Einstein le contó a su cocinero" "... a su barbero", etc .Tots els de la sèrie de l'Einstein y su x.
Lamento haver tardat en respondre.

Claudi Mans