lunes, 21 de enero de 2013

Incredible India!

Fort Kochi
Con la inocente lógica del que no ha viajado a este país, como es la nuestra, se nos ocurría que, si por 4 euros podías encontrar alojamiento, pagando 40 éste sería diez veces superior al anterior. Tres días en India y hemos salido solitos de nuestro error.

Hoy, tras 4 horas de curvas, hemos llegado a Munnar, un pueblo en la montaña rodeado de plantaciones de té. Para llegar hemos cogido un ferry desde Fort Kochi a Ernakulam, un autorickshaw y un autobús: en total un euro y medio cada uno. Para que os hagáis una idea de que 40 euros aquí son una pequeña fortuna.

Ferry de Fort Kochi a Ernakulam
En Munnar habíamos reservado el día anterior una habitación para 3 noches en el Blue Bells Trail Resort, unos 40 euros la noche. Todos los que encontré de precio inferior a éste iban acompañados de comentarios estilo "el sitio es una pocilga", "las fotos son, como poco, engañosas". En el caso del Blue Bells la mayoría eran comentarios positivos y sólo alguno parecía haberse ido descontento. 

Tres horas después de contratarlo, los del portal de reservas ya la habían liado y habían duplicado la reserva. Al intentar contactarles por teléfono, viendo que no respondían decidí solucionarlo al llegar hoy al hotel. Y eso he hecho. Nada más entrar por la recepción, le he explicado al recepcionista que es posible que le hubiera llegado nuestra reserva por duplicado. Él se ha apresurado a tranquilizarme y a explicarme que ni por duplicado ni de ninguna manera, que él no tenía constancia de mi reserva. Según él, los de internet no trabajan en fin de semana, así que igual mi reserva llegaba el lunes o el martes. En cualquier caso, tampoco tenía disponibilidad para los 3 días, pero yo, que no me preocupase, que mañana él lo arreglaba todo. Al fijarse en los detalles de la reserva ha visto que ponía "1 persona", en lugar de dos (cosa que aún no me explico), y me ha puesto cara de "ah, pues de poner esto mal va a venir todo el lío seguro". Para que nos quedásemos más tranquilos nos ha dicho que nos habían hecho un upgrade a una habitación mejor y nos ha acompañado escaleras abajo, atravesando el jardín, a nuestra habitación. Las ventajas de ésta respecto a la habitación inferior no nos han quedado muy claras, pero creemos que podrían ser la esterilla de baño con chorretones de pintura blanca, los dos cerrojos extra en la puerta de entrada (uno de ellos a unos 15 centímetros del suelo) o las inmejorables vistas a los cacharros sin fregar del desayuno, que se apilan por docenas justo enfrente de nuestra ventana. En éste caso el recepcionista no ha venido a asegurarnos que para mañana estarán fregados, lo que nos ha dejado un poco intranquilos.

La barra de la ducha, al ser una habitación tipo superior, aún conserva el plástico de fábrica


Mientras Alberto se ha quedado a descubrir por la peor de las vías que se habían olvidado poner papel higiénico, yo me he ido a resolver asuntos pendientes con el recepcionista. ¿Desde aquí se puede hacer un trek? Sí ¿Desde dónde sale el camino? Uy, por ahí, más o menos ¿Por allí exactamente? Sí, más o menos sí ¿Cómo puedo conectarme a internet (en la web anunciaban conexión a internet)? …. (silencio también más o menos largo) ¿En la habitación no pillas el wifi? No ¿Y en éstas escaleras (las de patio)? Pues no sé. Me traigo el iPhone. ¿Aquí hay? No. Tres pasos arriba se tiene que pillar fijo. ¿Aquí? Urmm…no. ¿Más arriba? No sé, bueno, yo te doy la contraseña, me dice. Se saca del bolsillo un papelito lleno de números de teléfono y lo empieza a mirar a ver si ve un hueco donde apuntarme la clave. Como ni lo encuentra ni parece que lleve boli con qué apuntar, ni aparece la conexión por ningún lado, se empieza a poner nervioso.

Mercado de Munnar
 Se le ilumina la cara de pronto: Espera, que vamos a ir a la silla del wifi(¿?), me dice. Andamos por un camino en medio de la jungla hacia una cabaña con una mesa dentro y varias sillas. El recepcionista retira una y me dice: Siéntate aquí, que en esa silla hay wifi. Yo lo intento, pero nada: No veo ninguna red. Qué raro, porque en esta silla se pilla siempre. Yo: ¿Pero dónde tenéis el router? Pues está por allí, vamos al wifi. Andamos por entre las barracas de los empleados, bajamos a un riachuelo, lo cruzamos, entramos a otra finca, un caminito más, nos acercamos a una pérgola y de pronto, el wifi! Le aviso y él me sonríe "lo sabía, sabía que aquí habría wifi". Me dice: "Bueno, tú conéctate que yo me quedo por aquí esperando" y se va a hablar con el dueño de la casa, el que parece que nos está prestando la conexión. Cuando termino, se acercan los dos con una bolsa y me llevan a dar de comer a los peces del estanque del vecino. Me han dicho, para tranquilizarme, que puedo ir cuando quiera.

Actualización: este post lo escribí ayer. Hoy, para aprovechar el exquisito alojamiento, hemos decidido pasar el día fuera, en Munnar. Ya nos conocemos todas las tiendas, los mejores garitos para tomar té masala y hemos hasta hemos desayunado un par de veces. Las fotos de justo al lado y justo debajo son del mercado.





4 comentarios:

pak dijo...

lo mejor el cerrojo para enanitos, jajaja

David Myhr dijo...

Espero que se solucionó al fin lo del papel de bater..! Lo de wifi – yo me hubiera puesto atacao, pero A-TA-CAO!

Isma dijo...

Qué raro que no funcionase la silla del wifi... estaría apagada o fuera de cobertura.

marta damart dijo...

jaja en esta silla hay wifiiii