Hemos salido de Kuta. Menos mal, qué sitio más feo. Lo unico bueno nuestro hotel, que estaba genial y nos hemos pasado bastante tiempo en plan relax, viendo la tele o en la piscina. En dos días nos hemos movido lo justo para ver la playa, no muy bonita, y para comprar el billete del autobús que nos ha traído a Ubud, donde estamos ahora.
En la primera visita a la playa de Kuta nos asaltaron primero los hawkers, esos vendedores que se te tiran al cuello cada dos metros y luego unas chicas españolas que venían de Tailandia con ganas de hablar. En la siguiente visita, entre tablas de surf y puestos de bebida, nos encontramos con una ceremonia de cremación. Al principio nos acercamos a curiosear, porque no teníamos ni idea de qué se celebraba allí. Pero al rato sacaron un ataúd y vimos una foto enmarcada y dijimos, leñe, aquí hay muerto. Efectivamente, sacaron el cuerpo del ataúd y lo metieron en un toro de madera. Empezaron a meter ofrendas en el toro y un hombre vestido de blanco recitaba algo rítmicamente. Yo andaba un poco mal del estómago y decidimos seguir adelante, pero al pararnos en un kiosko me dio por hojear un libro sobre costumbres balinesas. Justo lo abrí por las ceremonias de cremación y allí estaba el toro ardiendo, el ataúd y todo el ritual que habíamos visto y no habíamos reconocido. Volvimos corriendo a tiempo para ver cómo quemaban el toro con el cuerpo dentro.
Aparte de la suerte de encontrarnos con la ceremonia de cremación de Kuta hemos aprendido poco de Bali. O al menos del Bali que nos gustaría conocer. De momento sólo sabemos que en los sitios que ya conocemos, Kuta y Ubud, si alguien te pregunta algo es para venderte un viaje en taxi, un souvenir, una habitación de hotel o un espectáculo. Los dos primeros días era agotador, pero ahora ya nos hemos acostumbrado y nos echamos unas risas con las ocurrencias de los balineses. Por ejemplo, en el hotel que estamos en Ubud todos los empleados intentan colarte algo. Ayer nos moríamos de la risa con uno que en la calle intentaba recordar las alineaciones de los equipos de fútbol europeos para darnos conversación y luego vendernos un tour. El pobre es que no daba una, y nos citaba a Rivaldo y Zidane como los últimos fichajes del fútbol español. Del fútbol se pasó a la geografía y a los españoles nos ubicaba como vecinos de Canadá. Como vio que no daba una, al final desistió y nos ofreció llevarnos en taxi a no sé dónde.
Aunque en Ubud todo el mundo intenta hacer negocio no tiene nada que ver con Kuta. Es más tranquilo y más bonito. La visita obligada es el Monkey Forest (Bosque de Monos), que hicimos ayer por la tarde. La entrada es el equivalente en rupias a 1 euro y por otro puedes comprar plátanos para echarles a los macacos. Bueno, eso si no te lo roban antes, porque se te tiran a por cualquier cosa que se puedan llevar. Sólo viendo a los monos ya te puedes estar media tarde, pero no es lo único para ver en el Monkey Forest ni mucho menos. Puedes visitar varios templos y montones de estatuas y está todo cubierto de verde, como si llevase años escondido en la selva. Definitivamente es uno de los sitios más bonitos que hemos visto en el viaje.
Nos iremos con muchísimas fotos de monos y Alberto incluso ha hecho amistad con algunos. Lo que había comenzado como una relación llena de amor filial acabó como el rosario de la aurora, con monos que sin pedir permiso se subían a su chepa hasta de dos en dos. Le registraron todos los bolsillos de los pantalones y de la mochila y le han robado el agua y los plátanos. Para Alberto ha sido como volver al patio del colegio.
La otra visita que tenía planificada en Ubud era el mercado, que hemos visto hoy. Ha estado toda la noche lloviendo pero por la mañana ha parado y nos hemos ido para allá. La primera imagen del mercado que hemos tenido ha sido un callejón totalmente embarrado y tiendas de souvenirs. Como hemos podido nos hemos ido adentrando en un edificio que daba a un patio, con más tiendas y mucho más barro. En un lado del patio comenzaban unas escaleras que conducían a otro patio un piso más abajo y por fin las tiendas de comestibles, que era lo que yo buscaba. Al bajar, la mezcla del olor a fruta medio podrida, carne sin refrigerar y durianes era muy fuerte. Además, el mercado, con la lluvia estaba particularmente asqueroso y pisaras donde pisaras siempre era un charco. Alberto, pese a que lo primero que quiere visitar en cada sitio es el mercado, ha salido por patas al momento. Yo he aguantado lo justo para dar una vuelta rápida y hacer unas fotos. Al salir me he cruzado con un perro que iba cubierto de pies a cabeza de una especie de moco verde. Iba olisqueando la fruta de los puestos y era tan repulsivo que me he quedado paralizada y no he podido ni hacerle una foto. Lo sorprendente es que a nadie parecía importarle que semejante bicho les rondara el género.
Aquí también son típicos los espectáculos de baile y la oferta es amplia y a diario. Nosotros compramos entradas para ver uno anoche. Están totalmente dirigidos a turistas y supongo que comparados con los tradicionales no valen mucho. No puedo decir nada bueno ni nada malo del que vimos. Pagamos 3 euros por entrada y duró más de una hora. Yo me pasé la mitad del tiempo haciendo cálculos: eran unos 80 actores, en el público éramos cerca de 40 y si todos habíamos pagado lo mismo por entrar.....tocaban a bien poco. Al final salía un actor con un caballo de cartón que bailaba sobre las brasas de unos cocos. Yo pensaba esté tío está aquí achicharrándose los pies por menos de 3 euros. Y rumiando ese pensamiento estuve hasta el final del espectáculo.
Mañana salimos en coche de alquiler para Amed, un pueblecito de pescadores en el Este. En teoría hay poco turista por allí, aunque eso es algo que parece imposible en Bali.
4 comentarios:
Oooohhh!!! Después de tantos meses al fin encontrásteis a Amedio!!!
Y es normal que intente chorizarle los Euros y los plátanos a quien insiste en llamarle Amelio, que el bicho tiene su corazoncito :)
Do you always wear that t-shirt to see the monos? Hmmm...
Jaja, muy bueno lo de Amedio. Tanto Apenino y al final se había ido a la playa, como toquisqui.
Vamos, es que es él seguro, viendo como maltrata a Alberto.
a ver, el equipo Amedio,
Nos esperabamos ese comentario, que lo sepais. Le preguntamos al mono más listo y nos confirmó que su primo se llamaba Amelio, y que además en Japón (eso ya lo sabíamos) no existe la L, así que es impoooo... OOpppssssssss
(escrito por Alberto, eh, que yo soy del equipo Amedio)
Monkadee,
That shirt is seeing every laundry in the world and still has the Mockers logo. Unbelievable.
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